¿Qué onda Lobo?


Lobo suelto! no habla de política, no sabe hacerlo. Habla sí, a su modo, ante la política. No habla de otros, no quiere hacerlo. Habla sí ante los otros. Ha olvidado su nombre personal, usa los pseudónimos que va recibiendo. No es anónimo, sino versátil. No posee saberes sobre el mundo, sino saberes del mundo. No posee intimidad, sino sensibilidad.

Anarquía coronada es ampliación de lo pensable, de lo decible. Nunca una excusa para restringir o degradar vidas. Suelto en la metrópoli, entre la calle y la red, entre la imagen y la idea, entre la palabra y la sospecha, entre la ironía y la perplejidad. Harto del trabajo, de la consigna, del comentario fácil y de los discursos de los especialistas, escéptico con las alternativas, y descreído de las promesas. Los medios no mienten: crean realidad simplificada. Los militantes habitan su cápsula. Los intelectuales son débiles en su comodidad. Miles y miles se amoldan a los aires de época: Lobo Suelto siente náuseas. Pero los tiempos no mueren ahí. Hay que inventar figuras informes desde las que hablar. Voces que aúllen.