Impresiones de una visita a Brasil // Toni Negri
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Traducción: Decio Machado
Como pensador, Toni
Negri ha desarrollado nuevas interpretaciones sobre las actuales
configuraciones de poder y estructura de las sociedades. A los 83 años, se ha
convertido en referencia para análisis de fenómenos bastantes actuales, que van
desde el ascenso de un nuevo tipo de derechas, más agresiva y sofisticada,
hasta las nuevas movilizaciones de resistencia, tales como el movimiento
Occupy, en los Estados Unidos, o los levantamientos de la Primavera Árabe o las
mismísimas movilizaciones de junio de 2013 en Brasil. Entre las ideas que
defiende está el que las formas tradicionales de organización política, como
partidos y sindicatos, perdieron importancia en un escenario complejo marcado
por alteraciones estructurales de la producción y la división del trabajo en
las metrópolis. Es en las calles que surge la resistencia más activa a las
nuevas ofensivas capitalistas de privatización de bienes comunes, cuerpos y
afectividades. Entender como se da el fenómeno de saber lidiar con una
diversidad de multitudes y sus demandas es fundamental para enfrentar la onda
conservadora que golpea en la actualidad al planeta y reorganizar la
resistencia en favor de una sociedad más democrática y justa. Es desde ese
prima que Negri hace su lectura sobre la crisis institucional que abate a
Brasil. Él estuvo en Sao Paulo en octubre de 2016, invitado por la editorial
Autonomía Literaria e FFLCH-USP, teniendo la oportunidad de conocer y conversar
con integrantes de diferentes corrientes de la izquierda y de movimientos
sociales, además de académicos, estudiantes y activistas. En este artículo,
comparte sus dudas y conclusiones tras la visita.
En el viaje de trabajo realizado a Brasil
encontré políticos e intelectuales brasileños y, ante estos, hice algunos
cuestionamientos, recibiendo respuestas distintas, y a veces contradictorias, sobre la crisis institucional en curso y sobre la derrota del PT (inicialmente
en el ámbito parlamentario y, por último, en las elecciones municipales). A
partir de las respuestas a estas cuestiones, paso a hacer algunas conclusiones
provisorias. Mis interlocutores eran personas de la izquierda, de una izquierda
brasileña hoy muy fragmentada. Primera pregunta: ¿por qué el PT reprimió las
luchas modelo Ocuppy de 2013-2014 al punto de desvirtuar su significado y
permitir que la derecha lograse la hegemonía sobre ellas? La respuesta que
recibí de los políticos del PT fue unívoca y terriblemente decepcionante. Por
parte de todos, este es un punto realmente grave, por parte de todos sin
ninguna excepción y sin arrepentimiento alguno (incluso en muchas ocasiones
con el embarazo de la mentira), obtuve una sola respuesta: esos movimientos
amenazaban desde su inicio nuestra gobernabilidad. No voy a considerar
comentarios sin sentido, como cuando alguien dice que las luchas de 2013 habían
sido impulsadas por la CIA, y esto no solo en Brasil, sino también durante ese
mismo ciclo en Estambul o El Cairo... Es evidente que, a partir de estas
aseveraciones, sin duda insensatas, podemos concluir que el PT ya tenía una
deteriorada relación con las poblaciones urbanas, que, inmersa en la crisis
económica del país y golpeadas por la inflexión neoliberal de las políticas de
Dilma, pedían desde 2013 al gobierno y al municipio un cambio de línea.
La segunda pregunta fue: ¿por qué tantos
jóvenes negros continúan muriendo? No me dieron respuestas a esta cuestión.
Como siempre que visito Brasil, esto se mantiene silenciado. La incomprensión
de esta situación, la falta de voluntad de asumirla como problema fundamental,
fue determinante en la impotencia del PT. No lo digo encontrarle solución, sino simplemente enfrentar el problema, por ejemplo, de las "favelas" (más
allá de la dinámica del capital inmobiliario), y que ahora precipitó un vacío
de relaciones que permitió y facilitó la entrada de la derecha religiosa (y no
religiosa) al proletariado negro.
La función de las iglesias evangélicas es
infravalorada respecto a su capacidad de organizar los nuevos estratos de clase
media dentro y fuera de las "favelas" y esto permitió la penetración
ideológica de la derecha y de una propaganda de "valores" totalmente
subyugada a propuestas reaccionaras y/o de la restauración de la moralidad
conservadora, etc. Probablemente aquí está el eje de uno de los puntos
centrales de la crisis del PT, su pérdida de contacto (o de alguna forma de
capacidad para reconducirse) respecto al proletariado negro del sistema
industrial en crisis (si es que no en disolución) en las periferias de las
grandes ciudades (en los estados de Sao Paulo y Minas Gerais, particularmente).
Es al interior de esta ex clase proletaria (dividida ahora entre nueva clase media y multitudes de desempleados y precarizados) que se revela la crisis más fuerte para la izquierda, pues es en estos espacios donde esa izquierda fue anteriormente hegemónica. La pérdida de hegemonía en estos estratos del proletariado urbano es sentido por los cuadros del PT como una traición. Se mira con espanto la emergencia y afirmación de nuevos "cuadros" negros en la derecha. En suma, parece que existe una completa ignorancia respecto a los cambios estructurales en el sistema productivo y en la división del trabajo urbano, al cual hay que agregar el abandono, como veremos, de los estratos proletarios más pobres.
Es al interior de esta ex clase proletaria (dividida ahora entre nueva clase media y multitudes de desempleados y precarizados) que se revela la crisis más fuerte para la izquierda, pues es en estos espacios donde esa izquierda fue anteriormente hegemónica. La pérdida de hegemonía en estos estratos del proletariado urbano es sentido por los cuadros del PT como una traición. Se mira con espanto la emergencia y afirmación de nuevos "cuadros" negros en la derecha. En suma, parece que existe una completa ignorancia respecto a los cambios estructurales en el sistema productivo y en la división del trabajo urbano, al cual hay que agregar el abandono, como veremos, de los estratos proletarios más pobres.
Tercera pregunta: ¿por qué el PT no consiguió
dar respuestas al ataque de la derecha (desde 2013) haciendo que reaccionasen las
organizaciones de masas ligadas al partido? Aquí las
respuestas demuestran que también con las organizaciones tradicionales (la CUT, el MST, etc) la relación ya se
había convertido en irrelevantes, o tal vez subsistiese apenas basada con
finalidad propagandística. Los sindicatos pasaron a ser corporativistas,
adquiriendo los mismo problemas que existen en Europa ante la ofensiva
"emprendedora" del empresariado financiero; el MST se vio también
frustrado por la negativa o la lenta y contradictoria manera en que se
emprendieron las expropiaciones de tierra (como consecuencia, se enraizó un
sordo resentimiento respecto a un gobierno que a su vez no podía dejar de lado
con el fin de no quedar sujeto al contra ataque de las fuerzas del latifundismo
agrario). Sindicatos industriales y rurales se convirtieron en mecanismo de
control político y, posiblemente, hasta de represión. ¿Cómo pedirles a estos
actores una reacción organizada frente al predominio de la derecha? Y más allá
de lo anterior, qué decir respecto de los movimientos sociales y el pueblo, si
estos también habían sido duramente reprimidos.
La ofensiva de la derecha
Probablemente es aquí donde consigamos
entender la conquista de la hegemonía por parte de la nueva derecha en las
protestas urbanas, algo que sucedía por primera vez desde 2014, consiguiendo
movilizar a centenas de miles de personas en medio de la ausencia de cualquier
tipo de respuesta antagónica. El elemento que incendia y permite a la derecha
el protagonismo en las calles está ligado a la campaña contra la corrupción
que, de forma conjunta, accionan también contra el PT el poder judicial y los
grandes medios de comunicación, leyendo a la perfección ("la tempestad
perfecta") el momento de crisis de relacionamiento entre el partido y la
masa. El modelo utilizado para el ataque contra el PT por parte del poder
judicial y los grandes mass media es exactamente el mismo que el que ya se
había dado en la operación Manos Limpias (el juez Moro, que representa el eje
de las iniciativas judiciales, ya había escrito y teorizado al respecto).
Dos breves reflexiones sobre esto: la
corrupción de buena parte de las élites del PT surge, inicialmente, de la necesidad
de equilibrar la "mayoría" en el parlamento brasileño, donde el PT
nunca obtuvo mayoría; y posteriormente se amplifica, debido al usual apetito
derivado del hábito de la corrupción política respecto al enriquecimiento
personal de muchos cuadros del partido. Con todo, se trata de una corrupción
generalizada en el sistema político brasileño: la fuerza y la astucia de la
derecha (y del sistema jurídico/mediático) fue lanzar estas denuncias sobre el
gobierno del PT. Parece que ahora, más allá del desastre del PT, la
magistratura está redirigiendo sus acciones también contra sectores de la
derecha, sin aún ejercer la misma eficacia terrorista que se produjo en
relación al PT.
Continúan dos preguntas más. La primera: ¿por
qué con tres presidencias el PT no se impulsó una reforma constitucional que
garantizase la gobernabilidad sin necesidad de corromperse? Y en segundo lugar:
¿por qué en aquel mismo momento no se construyó un sistema de
comunicación/media que permitiese al PT por lo menos alguna defensa contra los
dinosaurios mediáticos (Globo, Folha, etc) de ese país? En la primera pregunta
obtuve respuestas ambiguas y confusas. Para algunos, no era posible reformar la
Constitución de un país que no hacía mucho había salido de un largo paréntesis
dictatorial. Consecuentemente, la idea de gobernar por medio de ejercer la
corrupción, es decir, retornando al hábito de la derecha, no les parecía perturbador para el proyecto del PT. Un sistema constitucional en que el
presidente es electo con 60% de los votos -tales son los números de Lula-, en
una república federal semi presidencialista en que el Congreso y el Senado no
alcanzan -en un sistema electoral casi proporcional- nunca la mayoría
(presidencia) necesaria para el funcionamiento legislativo y ejecutivo, es un
monstruo constitucional, condenado a la inestabilidad y al negociados continuo.
Respecto a la cuestión mediática, muchos de
mis interlocutores fueron menos reticentes. Me pareció entender que hubo, desde
el inicio de los gobiernos del PT, un acuerdo tácito de fair play con los conglomerados
mediáticos: ningún ataque sobre ellos por parte del gobierno y recíproca
lealtad por parte de los media. Ese acuerdo se rompió en el momento en que la
derecha conquistó las calles y la capacidad de expresar una oposición de perfil
orgánico. No pretendo con esto imputar a la ingenuidad del PT la
responsabilidad por la caída del gobierno, del deterioro de su acumulado y
sobre todo de la pérdida de su hegemonía. El problema está, evidentemente, en
otra parte, concretamente en la incapacidad política de resistir la ofensiva
neoliberal, de abrir una respuesta multitudinaria (como aquella protagonizada
en 2013 por parte de los movimientos urbanos), pero sin lugar a dudas, esas
ingenuidades, que se convirtieron en estructurales, también ayudaron a la
caída.
Crisis económica y clase media
Una nueva cuestión: ¿por qué la crisis
económica mundial fue percibida con tal violencia en Brasil al punto de
convertirse en algo incontrolable, es decir, controlable solamente mediante
herramientas neoliberales? Aquí la respuesta fue más precisa. Tenemos
documentos del PT que ilustran esta situación. Dicen: ganamos las elecciones
presidenciales de 2014 con una campaña de izquierdas (yo incorporo: intentando
retomar el contacto con los movimientos reprimidos en 2013), pero Dilma, apenas
reelecta, invierte su política, intimidada por la fuerza de la crisis y de la
recesión. Adopta las medidas macroeconómicas energéticas, expone sus nervios a
las fuerzas financieras globales y de ellas proviene una dura reacción.
Me ahorraré aquí la historia de lo que
continuó, pues no es nada que vaya más allá de los acontecimientos, es decir,
la formación de un bloque de oposición que ve al partido tradicionalmente
aliado al PT (el PMDB) convertir de súbito su línea política en términos
neoliberales; una tentativa de Dilma de corregir la línea política...
inmediatamente rota posteriormente. Es como decir que la tortilla neoliberal fue tímidamente catada por el PT, pero no le cayó bien, sin embargo, acabó
impuesta en nuestra dieta alimenticia fruto de un "golpe de Estado".
Una derecha ahora capaz, esta es su novedad, de identificar políticas
financieras en el escenario global y privilegiar medidas que simplemente
favorezcan a los ricos, como hacían tradicionalmente.
Pero que triste es escuchar a personas que
fueron militantes, marxistas, compañeros de movimiento, interpretar todo en
términos de equilibrio gubernamental y parlamentario cuando perdieron la
oportunidad de relanzar una acción de izquierda y renovar el propio partido,
pues reprimieron las luchas de 2013. Cabe señalar además, que en 2008 algunos
de ellos consideraban que habían, ante la crisis, construido suficientes
barreras de defensa. En realidad se trató de una ilusión. Pero de lo que sí
estaban sinceramente convencidos es de que habían creado un ciclo independiente
(1) (2) del comando financiero del Norte, un ciclo financiado por el petróleo y
defendido por las alianzas políticas de los BRICS.
Otra cuestión: ¿qué es de esta bendita
"clase media" que las políticas del PT en el gobierno impulsaron y
que -incomprendidas- habrían cometido este parricidio? Para algunos del PT,
2013 fue un delito que el pueblo cometió contra sí mismo y en suma, contra el
poder popular. Algo así como si una bestia inmunda se hubiese revelado... y
enrabietado. Es extraño como la incomprensión política de las necesidades de
"contrapoderes" activos en la sociedad puede revelarse letal para las
fuerzas de la vieja izquierda que se volvieron socialdemócratas. Existe una
total incomprensión sobre la acción de las minorías de las multitudes activas.
Hablando con ex-funcionarios de la Alcaldía de Sao Paulo -ya girado hacia la
derecha la institucionalidad local tras las elecciones seccionales- que
provocaran accidentalmente los procesos de lucha de 2013 al negarse a reducir
el precio de los transportes, mi percepción sobre la incapacidad de comprender
los mecanismos elementales de poder por parte de esos burócratas quedó mas que
confirmada.
Ellos tienen en la mente una doble ilusión:
que la legitimidad de las luchas no puede ir más allá de la fábrica y que las
luchas sociales son antidemocráticas. Todo tecnócrata entiende perfectamente
que la metrópoli es, a estas alturas, el mecanismo central de acumulación
capitalista, y que a partir de ella ocurren los procesos de extracción de
plusvalía, pero no quieren entender que la fuerza de trabajo urbana debe ser
por ese motivo, de alguna forma reconocida y eventualmente recompensada -que
aquel "común" urbano debe ser explorado y de alguna forma
"remunerado" (por ejemplo, por medio de la gratuidad en el transporte
en una ciudad de 18 millones de habitantes, con una extensión y con un caos que
vuelven la movilidad en una ardua tarea)-.
Con todo, no hay una respuesta precisa a como
definir esta "fantasmagórica" nueva clase media. Sociológicamente,
eso es lo que ya habíamos notado, se trata de una clase trabajadora que evolucionó
en nuevas formas de composición cognitiva y urbana, ahora golpeada por la
crisis y por las políticas neoliberales: ella defiende conquistas que creía
haber adquirido y se rebela contra una situación miserable que considera
inaceptable. Políticamente, esa multitud urbana es la clase productiva que
quiere ser reconocida como tal. Los movimientos representan una especie de
introducción a la política y esbozan una aproximación al poder, una tentativa
de ejercicio de contrapoder. En consecuencia, el fracaso de las acciones de los
movimientos que deviene de la represión impuesta contra estos, impide cualquier
posibilidad de recuperación y mediación en el gobierno de la ciudad: abre
camino con la reivindicación y acciones basadas en el poder de la mediación, mientras
la decisión ya no se expresa en la voluntad democrática ni quedan sujetos al
control democrático. Sus instrumentos fueron desconsiderados y/o destruidos. En
Sao Paulo, simplemente andando por la ciudad o en algunas periferias de clases
medias, la miseria es desbordante: pobres tumbados por las calles -no se sabe
si durmiendo o muriendo-, gente pidiendo por todos lados, violencia nocturna,
etc. Espectáculos intolerables.
La nueva derecha
Nueva pregunta: ¿cuál es el peso y cual es el
juego de los varios componentes de la derecha brasileña (la fascista antigua,
la moderna liberal, la nueva derecha militante, el fundamentalismo evangélico,
la derecha católica, etc)? Si el elemento determinante de la sublevación
reaccionaria fue la clase media en crisis, por qué lo fue y cómo? Les ahorraré
los testimonios de algunas personas, integrantes del PT, con las que me
tropecé: perseguidos y sometidos a una especie de linchamiento público, por
parte de los transeuntes, de conocidos, de tenderos -uno de ellos me relató
como fue llamado "comunista" y "ladrón" en la clase
ejecutiva de un avión... amenazas y manifestaciones bajo las ventanas de los
"petistas", denunciados como enterradores de la nación, la crisis
económica les fue imputada... sin olvidar (e indudablemente no debe ser
olvidado) que se espera en encarcelamiento de Lula.
Volviendo a lo nuestro: una novedad, por
ejemplo, es el hecho de que una derecha agresiva, bélica, se manifiesta hoy por
las calles. Desde los tiempos de la caída de la dictadura que algo así no
sucedía. La derrota del poder municipal del PT fue masiva en las elecciones de
noviembre del 2016; ninguna ciudad fue reconquistada en lugares en que el PT
tenía casi monopolio. Entonces, ¿qué es ahora la nueva derecha? En muchos
aspectos, es algo todavía indefinible; al momento, es una fuerza indistinta,
ferozmente anti-PT, muchas veces antisindicatos... los elementos ideológicos
clásicos del neoliberalismo la atraviesan. Acepta las pesadísimas operaciones
que el nuevo gobierno decidió de forma inmediata a la llegada al poder: rigor
presupuestario, flexibilización del mercado de trabajo y, sobre todo, la
decisión de limitar -constitucionalmente- por veinte años la progresión del
gasto público al ritmo de la inflación (idéntica operación hecha por Macri en
Argentina). El déficit en el sistema de pensiones justificaría, por otra parte,
el hecho de fijar en 65 años de edad el límite del retiro, hasta entonces
tasado en los 35 años de contribuciones de servicio. Estado mínimo,
privatizaciones, etc, constituyen una perspectiva próxima.
¿Podrá de esta manera mantenerse por mucho
tiempo o esta derecha también está destinada a disolverse? Sobre esto las
opiniones son distintas, el debate está abierto, pero es evidente que estamos
ante un nuevo ciclo. Brasil es un país potencialmente riquísimo, pero su
estructura social es tal vez más injusta (casi absurda) que la de otros países
con análogo potencial. Una derecha que mantenga intactas las actuales
condiciones sociales es impensable: el tiempo de estancia del PT en el poder,
en este sentido, marcó una viraje decisivo. Para la derecha, mantenerse en el
poder puede significar desorganizar las estructuras democráticas del Estado.
Hay algo de patético en mis interlocutores del PT, cuando los reprendí por el
comportamiento durante los movimientos de 2013-2014: "pero es que nosotros
defendemos el Estado de Derecho". Pero ya no era más defendible, esto es
lo que ellos no entendieron, mejor apostar por los contrapoderes de los pobres
que ser aplastado por la contra revolución y la desorganización autoritaria del
Estado de Derecho que la derecha no puede dejar de hacer. ¿Qué es entonces la
derecha? Es una nueva máquina de poder que no podrá hacer otra cosa más que
consolidar, en formas autoritarias, el control financiero sobre el desarrollo
del país. Más allá de esto, a este tronco se injerta una derecha racista,
blanca y oligárquica que, desde siempre, aún cuando no dominó políticamente,
impuso en Brasil su voluntad. Teniendo presente este dato, es impensable en
Brasil cualquier slogan del tipo indignados que equipare derecha e izquierda. En Brasil, se anticipó Trump.
El futuro del PT
Aquí surge una última pregunta: ¿Que queda del
partido (PT)? ¿Por qué no se produce un relevo de cuadros, un rejuvenecimiento
del partido? ¿Por qué se reveló un cuerpo blandengue contra el cual la empuje
del enemigo fue fácil y su estocada profunda? Mi opinión es que el PT no
conseguirá volver a ser una fuerza hegemónica. Por mejor que sea a partir de
ahora, se convertirá en uno de los pequeños partidos de izquierda que pululan
en el escenario brasileño.
Distinto es el parecer de algunos de los
dirigentes del PT, cosa poco relevante dada la inteligencia estratégica que
continúan expresando. Según ellos, el partido debe renacer y es interesante la
forma en que imaginan dicho renacimiento. Debe volver al pasado, es decir,
renacer como movimiento. Un movimiento horizontal que se presente en todas los
estratos de la sociedad donde se trabaja y se es explotado. Sin embargo, laa
situación cambio completamente desde que el partido nació, y los procesos de
explotación se extendieron sobre toda la sociedad: es a partir de ahí,
entonces, que se debe accionar. Y mientras tanto, junto a la movilización
social, entienden que la verticalidad de una organización es necesaria. Brasil
es un continente; una acción reformadora no puede avanzar si no es por medio de
un gobierno, una verticalidad mediadora que sepa colocarse a la altura de
aquello que exige el país y de la tremenda complejidad de las cuestiones y desafíos
que aparecen. Es por ello que estos reivindican nuevamente el hecho de que han
conducido una política cualificada, hacia la revolución interna del Brasil, por
haber comprendido la necesidad de una unidad continental de América Latina y
por haber iniciado una alianza política intercontinental con los BRICS.
Representación horizontal, unidad continental,
conexión con los países del hemisferio sur contra el capitalismo financiero:
para ellos, todavía es este el cuadro en el cual renacerá el partido. ¿Qué quiere
decir todo esto? El hecho de los que dirigentes no quieran discutir los eventos
de 2013 y que los atribuyan a la CIA es algo bastante cómico, como ya dije
anteriormente. Es necesario, aún así, admitir que en quince años esas personas
transformaron Brasil y sacaron a 50 millones de personas de la pobreza. En fin,
se hace necesario admitir que el PT sucumbió a su propio éxito. En realidad, lo
que es diferente en la experiencia brasileña respecto a otros países, es el
hecho de que la dirección del partido PT fue derrotada por la clase media que
se había emancipado de una condición subalterna y que había sido construida
sobre las cenizas de una clase trabajadora ya envejecida. Más que una derrota
política, lo que está sucediendo en Brasil parece ser para la vieja dirección
una némesis antropológica, y tal vez hasta lo sea. Es irrebatible también el
hecho de que aquellas nuevas generaciones, que pudieron representar un fuerte
avance en la revolución brasileña, se volvieran en lugar de eso, presas de la
ofensiva de la derecha neoliberal. No se, por tanto, que sucederá con el PT. En
todo caso, descarto que pueda volver a ser de nuevo aquello que fue en su
momento más feliz, una fuerza capaz de ejercer hegemonía. De todas formas, no
es cuestión de botar todo al tacho de la basura como insisten algunos: hay
todavía mucha vida alrededor de ese partido y cualquier movimiento que quiera
asumir la tarea de reconstruir una hegemonía debe tener esto presente.
Aquí se debe agregar una defensa explícita del
Lula "revolucionario" y también una lectura no irrisoria de su papel
como estadista. Si de hecho es inaceptable que él tenga considerado las
manifestaciones de 2013-2014 como promovidas por la CIA, sin duda la iniciativa
de Lula en el terreno latinoamericano e internacional para garantizar los
fondos internos y el desarrollo externo del proyecto petista dañó, si no es que
en parte rompió, la tela de araña construida por el comando financiero global y
tal vez haya incluso insinuado una forma de acercarse a su control: construir
unidades continentales homogéneas a partir de las cuales se pueda ejercitar
resistencia y redefinir el poder sobre el territorio global. Quien no tenga
presente esos presupuestos no comprende como el modelo y proceso de inserción
de Brasil y de América Latina en el sistema global (la condición GlobAL(3)) ha
avanzado. Lula intentó un camino de ruptura: unidad continental
latinoamericana, apertura -con tonalidad no sólo táctica- a los BRICS, con
particular interés con los más "sucios": África del Sur, India, y
sobre todo, Irán. Esta intuición de Lula (permitan que exprese mi respeto por
su inteligencia revolucionaria) es leninista.
Esa es una razón más para insistir sobre el
hecho de que una alternativa al PT, más allá de desarrollarse en el terreno de
clase y de abrirse a la comprensión de la cuestión racial en los procesos
organizativos, necesita recoger del PT aquella intuición política global (más
allá de las payasadas populistas del bolivarianismo y en ruptura con el reflujo
nacionalista del progresismo andino).
La reconstrucción de la izquierda
¿Movimientos de reconstrucción? No se si
existen, y tampoco se si están en marcha nuevas experiencias organizativas que
tengan futuro. Es cierto, en todo caso, que existe la sensación generalizada en
Brasil de que hay algo nuevo en el ambiente -contrario e irreductible ante la
derecha neoliberal y racista-. Es algo nuevo que va más allá de la expectativa
de una crisis interna en el formato neoliberal del gobierno, suponiendo que las
acciones judiciales puedan ahora generarles daños a la derecha. De todas
formas, no creo mucho que algo nuevo pueda surgir de forma tan rápida. También
en Brasil el ciclo neoliberal está distante de su conclusión, pero es evidente
que el "golpe de Estado", más allá de golpear al PT, golpeó al
sistema y a la Constitución de 1988, violentándola, lo que tal vez haya
bloqueado las articulaciones y las capacidades de mediación del poder. Es aquí,
por tanto, que me parece posible tener en cuenta los encuentros con los
compañeros de los movimientos, atentos a la actual fase de crisis. Fueron
ellos, al fin y al cabo, los que me indicaran las lineas de recomposición y de
programa para reconstruir una fuerza antagonista.
He aquí los puntos más importante que obtuve
para ello:
1.
La denuncia de la violencia de la policía y del Estado. Una violencia que no se
dirige solamente contra la población negra, sino contra cualquier iniciativa
social. Violencia institucional, una situación en que el estado de excepción se
volvió norma. Deviene de una matriz colonial en la cual la normalidad de la
violencia esclavista y colonialista es mantenida y desarrollada por las
instituciones del Estado. En este punto, la atención unánime se concentra en el
desarrollo de estrategias de resistencia que permitan evitar las condiciones de
excepcionalidad sufridas. Emerge aquí una características del debate autónomo
brasileño en el cual, dentro de las calificaciones de formas de lucha y de
programa, la demanda por la construcción de una "política del deseo"
se vuelve central. Entiéndase así las acciones políticas en las que prevalecen
componente del deseo, formas de adición en las cuales los puntos motores son
los aspectos creativos de hacer política. ¿Pacifismo contra la policía?
Evidentemente no, pero creaciones alegres de formas de resistencia contra la
violencia y la brutalidad ciega del poder son necesarias. Compréndese así
porque Félix Guattari es aún tan citado en Brasil.
2.
Las luchas en curso, sobre todo en las escuelas secundarias. Luchas que engloban gran
parte de estas instituciones en Sao Paulo y que también se transmitieron al
estado de Paraná. Son luchas por el financiamiento público de la escuela y por
la autonomía en la enseñanza. Luchas largas, ocupaciones que duran meses,
conducidas por chicos y chicas y apoyadas por las familias. Esas luchas por las
escuelas se unen, con bastante frecuencia, luchas de estilo argentino, parte de
los movimientos feministas, juntos contra la violencia sexual y contra la
violencia sobre la reproducción (reivindicaciones: garantía de ingresos,
trabajo doméstico remunerado, etc). En toda la América Latina, siguen, tras la
derrota de los gobiernos progresistas, sobre todo las luchas en las escuelas y
las luchas conducidas por las mujeres. Se trata de nuevos frentes sociales,
centrales para la lucha de clases. El conocimiento y la reproducción
constituyen, de hecho, en los espacios en el que el capital debe dominar,
formas directas de emergencia de un tejido biopolítico sobre el cual se da una
confrontación de clase. Es allí que se abren nuevos espacios sociales de lucha
anticapitalista.
3.
Y después de la lucha la población negra, principalmente contra
la masacre de los inocentes, es decir, la carnicería continua de jóvenes en las
periferias de las favelas. Pero la cuestión racial no emerge solamente en relación al
genocidio de la juventud negra. La cuestión racial se da en todas las partes de
la sociedad brasileña, construyéndose "la excepción" sobre la cual se
funda la "constitución material" del país. También la cuestión de la
pobreza está completamente ligada a la dimensión racial-esclavista de la
sociedad brasileña. No se puede aseverar que en Brasil existe una democracia
plena sin que la cuestión racial sea resuelta. Las luchas de los negros y
negras constituyen, por lo tanto, la verdadera sublevación de la sociedad
brasileña. Discutí con jóvenes compañeros y viejos activistas negros esta que
es su conclusión: sin la dirección de una fuerza militante negra, será
imposible construir cualquier forma de organización autónoma en Brasil, así
como cualquier tipo de vuelta a lógicas políticas de liberación.
4.
Las principales fuerzas que hoy se mueven en el terreno social
en Sao Paulo, particularmente el movimiento contra la tarifa de los
transportes urbanos y el "movimiento de los sin techo", conducen a
una discusión sobre un terreno instantáneamente político. Esos movimientos,
protagonistas de las luchas de 2013-2014, el primero por haberla iniciado, el
segundo por haberse sumado con las fuerzas de decenas de millares de familias
"sin techo", son también los que tienen una consistencia numérica
(cuadros de organización) y un respaldo importante de la masa. Son fuerzas que
producen programa político en la ciudad y que, de una forma nueva, constituyen
contrapoderes sociales en el ámbito urbano. En la discusión con esos
compañeros, el tema de lo "común" es central, tornándose evidente de
manera inmediata -tal y como es- por las luchas contra las tarifas del
transporte y también por la vivienda. El "común" puede ser traducido
-dicen esos compañeros- en objetivos inmediatamente viables. Además de eso, el
debate destacó la importancia de una "huelga general" como forma de
lucha que puede unificar las fuerzas que se agitan en el contexto
metropolitano. Falta el hecho de que las grandes movilizaciones de masas (y
pacíficas) son todavía consideradas como un arma fundamental.
5.
¿Qué hacer? La conclusión de muchos de estos compañeros de movimiento está
basado en el hecho de que el PT se tornó en una "izquierda blanca",
pálida en relación a la cuestión racial y blandengue para confrontar a las
políticas neoliberales. El partido perdió la relación con la sociedad y no
podrá ya ser una locomotora para el desarrollo político. Hay, entonces, que
encontrar fuerzas políticas y construir una nueva organización social y
política partiendo de los movimientos. La autonomía de los movimientos es ahora
fundamental para comenzar una nueva temporada política.
¿Y cómo? El punto central -como fue visto-
será conjugar el (proyecto del) común como tema unificador de luchas. La
"renta universal no condicionada biopolítica" es, en este cuadro, la
trama sobre la cual pueden desarrollarse el discurso político y la movilización
de defensa de la "bolsa familia" y hasta la gratuidad del transporte
urbano. Siempre desde ese mismo cuadro, deben ser también destacados otros tres
campos de lucha: 1) intervención sobre escuela y conocimiento; 2) sobre el
trabajo de reproducción (particularmente el femenino); 3) sobre la cuestión
racial y la pobreza. La primera intervención sobre escuela y conocimiento es
central en la actual fase de acumulación capitalista en el territorio
cognitivo. No es por casualidad que la escuela se convirtió en uno de los
puntos centrales de construcción de las nuevas legitimidades neoliberales. Es
por ello que las luchas en curso en el terreno de la escuela son estratégicas y
en ellas se pueden construir nuevas vanguardias. Pero el discurso puede
alargarse y probablemente es desde este punto de vista -el de la crítica y la
intervención sobre el conocimiento- que el tema de la nueva clase media podría
ser enfrentado -porque es aquí, dentro de esta composición social y productiva,
que el conocimiento es, sobre todo, explorado-. La clase de trabajo intelectual
y de servicios ya constituye -también en Brasil- la medida social y sobre todo
es de ahí de donde se extrae la plusvalía. Respecto a las luchas sobre la
reproducción, la iniciativa argentina me parece resonar también en Brasil como
perspectiva para el movimiento. En lo que tiene que ver con la cuestión racial
y los temas de pobreza, ya nos pronunciamos. Partiendo de Sao Paulo, tal vez
se pudiese impulsar un movimiento que convine esas diversas aunque
divergentes líneas de acción. Esto fue lo que aparentemente pude comprender al
interrogar a los movimientos autónomos de Sao Paulo.
[fuente: https://www.aldhea.org/]
Notas:
1 Disponible en:
http://www.consuladodebolivia.com.ar/2016/05/29/disertacion-del-vicepresidente-bolivia-alvaro-garcia-linera-la-universidad-buenos-aires
2 A propósito, ver entrevista concedida por Marco Aurélio Garcia al
períodico Página 12: https://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-112803-2008-10-05.html
3 Sobre el tema, ver libro de Toni Negri Glob(AL):
biopoder e luta em uma América Latina globalizada, publicado no Brasil em 2005 pela editora Record.
(Nota da Edição)
4 Disponible en: http://rosaluxspba.org/a-multidao-de-negri-o-bem-viver-de-acosta-e-um-arabe-no-centro