Felicidad asegurada (II), hacia los capitalismos no democráticos y los dispositivos de excepción // Carolina Di Palma
Seguimos con la segunda clase sobre “Privacidad y
vigilancia en entornos digitales” realizada por Laura Siri a través de
Fundación via Libre, textos que comenzamos a publicar en Lobo Suelto desde el
mes de marzo. En este caso la importancia de la privacidad como fundamento de
las democracias modernas nos introduce en el debate acerca de cómo la
implementación de las “leyes antiterrorismo”
de estos últimos tiempos en diferentes regiones del planeta y las nuevas formas de hacer inteligencia funcionan
en paralelo al sistema de derecho y sus marcos legales. Pero, sobre todo, también
transforman el paradigma de “la presunción de inocencia” vinculado a la certeza de las
pruebas hacia el paradigma de la “prevención del delito” vinculado a la
probabilidad estadística y combinación algorítmica de nuestros datos y
metadatos.
¿Por qué es importante que
hablemos de privacidad?
Por
Laura Siri
Fundación ViaLIbre aula virtual Artica
Creative CommonsFundación ViaLIbre aula virtual Artica
La
privacidad no necesariamente es un fin en sí mismo, sino que puede ser vista
como un medio para obtener un fin. Y dicho fin no tiene por qué ser un
beneficio individual, como el enfoque de “dejar tranquilo” podría dejar
traslucir. Más bien, la privacidad importa por la función social que cumple
para permitir la libertad y la democracia.
Quizá
oíste hablar de Edward Snowden, el excontratista de los servicios de
inteligencia de Estados Unidos que, en 2013, reveló cómo ese país espía las
comunicaciones online de gran parte de la población mundial (y, si no, no te
preocupes que volveremos sobre él mas adelante). Él
dijo que (Enlaces a un sitio externo.)hay al menos dos razones para oponerse a la
invasión de la privacidad. La primera es que, evidentemente, la gente modera su
conducta cuando sabe que la vigilan. “Bajo observación, actuamos de modo menos
libre, lo que significa que efectivamente somos menos libres”, dijo. La segunda
es que si se están recolectando todos los datos de todos, se están creando
registros permanentes de nuestras vidas, aunque no seamos sospechosos de nada.
Así, si algún día sí somos objetos de una investigación, ya será abstracto
nuestro derecho de no declarar contra nosotros mismos porque nuestro registro
ya habrá declarado todo lo declarable, y más. “Quizá no recuerdes dónde fuiste
a cenar el 12 de junio de 2009, pero el gobierno sí se acordará”, ejemplificó
Snowden.
Según el
libro de Helen Nissembaum que ya citamos, (2010: 98), la privacidad es
fundamental para el ejercicio de:
- La individualidad: porque la oportunidad de
un desarrollo personal satisfactorio, creativo y saludable depende en gran
parte de la posibilidad de experimentar sin el temor a la desaprobación,
censura o el ridículo y, sobre todo, sin la presión de adecuarse
constantemente a las normas convencionales. La exposición exacerbada
produce que los individuos repriman actitudes, comportamientos o
pensamientos para evitar represalias tales como la pérdida de un trabajo o
el aislamiento social.
- La autonomía: la privacidad es de hecho una
manera de mantener la autonomía con respecto a cierta información que una
persona considera que no debe ser revelada a terceros. El valor que ha
adquirido la información en la actualidad amenaza directamente la
autonomía y por lo tanto la privacidad de las personas, ya que las
empresas y los gobiernos manipulan los datos personales sin el
consentimiento consciente de los individuos.
- Las relaciones sociales: la autonomía de alguien
para disponer de los elementos que conforman su vida privada le permite revelar
voluntariamente a ciertas personas y en ciertos contextos la información
personal que considera oportuna, útil y necesaria.
- La participación política: la privacidad es un valor
esencial de todo sistema social y político legítimo. Es un valor público
en la medida en que es constitutivo de otros derechos tales como la
libertad de asociación y de discurso, y sobre todo de la votación secreta
sobre la que se funda la democracia. La privacidad además protege a los
individuos de intromisiones por parte del gobierno y de las empresas.
La
privacidad, por lo tanto, es fundamental para evitar las consecuencias que
puedan resultar de los errores deliberados o accidentales que surgen de la
acumulación de datos, así como de las malas interpretaciones y prejuicios.
También es imprescindible para protegerse de posibles extorsiones y abusos de
poder por parte de las personas físicas y jurídicas que acceden a los datos. Y,
por qué no, para evitar ser nada más que “prospectos” dentro de un esquema
comercial que puede ser muy agresivo, aunque su aspecto sea amigable, como en
el caso de las redes sociales online. La falta de privacidad, en suma, amenaza
todos los derechos humanos que apreciamos hasta el momento.