Política y economía en las perspectivas del proyecto socialista cubano // José Bell Lara
Cuba atraviesa
una coyuntura de la que no hay referente en la teoría del socialismo, ni en
ninguna experiencia revolucionaria: Se trata de la viabilidad de un proyecto
socialista en un país pequeño de economía abierta, en un mundo capitalista,
globalizado neoliberalmente.
No hay una
respuesta acabada/detallada para el camino que tiene que recorrer Cuba. Esta se
encontrará en el propio camino a recorrer. De ahí la importancia que tiene
observar, analizar y teorizar desde la realidad cubana las perspectivas de
desarrollo de la Revolución.
Nuestro enfoque
parte de una perspectiva que visualiza el desarrollo como un proceso
emancipatorio [1] cuyos elementos básicos son:
El sistema
capitalista mundial es un conjunto de articulaciones y relaciones que
constituyen un sistema histórico complejo cuya lógica de relaciones está basada
en la ley del valor y la obtención de plusvalía.
Es una
estructura de explotación que funciona en interés y beneficio de las clases
burguesas, tanto al interior de los países, como a nivel del sistema en su
conjunto.
Como estructura
de explotación le es inmanente la polarización económica y social que se
expresa tanto en el nivel de las clases sociales, como en el de los países, a
este último aspecto corresponde el fenómeno del desarrollo y el subdesarrollo.
A partir de lo
anterior:
1. Existe una división fundamental del mundo en dos
grandes grupos de países y regiones. Una que es denominada desarrollada,
metropolitana, moderna, central, imperialista, hegemónica, etc. y la otra,
subdesarrollada, atrasada, periférica, satélite, neocolonial, dependiente, etc.
Esa división responde a la estructura de explotación que tiene el sistema
mundial capitalista.
La polarización económica y social es una ley inmanente del capitalismo, su
dinámica, en el proceso de expansión y desarrollo del sistema, da lugar a la
relación desarrollo-subdesarrollo.
La jerarquía desarrollo-subdesarrollo no se presenta pura entre dos
extremos, pues hay niveles de subdesarrollo y en la dinámica de desarrollo
capitalista puede variar la forma de articulación o los niveles de explotación
de uno u otro país, pero la jerarquía siempre existe.
2. No es posible alcanzar el desarrollo en los marcos del
capitalismo. El hecho de que ningún país subdesarrollado ha cambiado su
condición dentro del sistema mundial capitalista avala esto. El que se
desarrolla es el sistema en su conjunto, provocando el desarrollo del
subdesarrollo y el desarrollo del desarrollo, cuyos resultados se expresan en
las grandes disparidades entre naciones, la brecha entre países desarrollados y
subdesarrollados y la concentración de la riqueza y el poder a escala mundial.
El subdesarrollo es el desarrollo capitalista para los países subordinados y
dependientes.
3. Por consiguiente, para lograr el desarrollo, los
actuales países subdesarrollados deben hacerlo a contrapelo del sistema
capitalista, salir del sistema, o establecer un nuevo tipo de relacionamiento
dentro de este. Sólo así existe la posibilidad de alcanzar el desarrollo. Lo
anterior nos conduce a lo siguiente: dadas las características del sistema
mundial capitalista, aún para alcanzar los avances que han proporcionado las
fuerzas productivas del capital deben instaurarse relaciones sociales que
superen/limiten las del capitalismo y que no son otras que las socialistas.
4. La lucha por el desarrollo se sitúa en el terreno de
la política y esto es así porque detrás de la problemática del desarrollo, se
plantea el problema de los medios y los instrumentos para lograr el tipo de
sociedad que se quiere tener en el futuro próximo, lo cual implica determinada
formas de relaciones entre las clases y determinada forma de distribución del
producto social. De lo cual se deduce que al plantearnos un tipo de sociedad
determinada nos situamos en el terreno de la lucha de clases, es decir el de la
política.
En consecuencia para este autor el desarrollo no es un proceso sólo
económico, aunque la economía esté en primer plano, es un proceso social real,
político en primer lugar, en que a partir de la relación de poder se persigue
un reordenamiento de la sociedad en interés y beneficio de las clases sociales
mayoritarias, el pueblo.
Desde el punto de vista de la lucha de clases hay que visualizar el
desarrollo como un proceso impulsado por un grupo dotado de poder que responde
a los intereses de una clase o una alianza de clases, que tiene los medios y
los instrumentos para implementar medidas técnicas con un alto contenido
político, que repercuten en las proporciones entre la acumulación y el consumo,
la distribución de la riqueza social y el fortalecimiento, debilitamiento y/ o
transformación de clases y grupos sociales en función de un proyecto de
sociedad determinado, que al no ser capitalista, necesariamente tiene que
calificarse de socialista y lo hago teniendo en cuenta el señalamiento de Marx
y Engels: “Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y
supera al estado de cosas actuales. Las condiciones de este movimiento se
desprenden de la premisa actualmente existente” [2] . Es
decir, el primer paso en el camino del desarrollo es la asunción del poder por
fuerzas que se propongan superar el capitalismo y establecer relaciones
sociales que propendan al socialismo.
Ese no es un proceso pasivo, sino un proceso de lucha de clases, que en
gran parte toma la forma de lucha ideológica. Por esto es necesaria la
participación de las masas en todo el proceso. Sólo así, mientras los hombres
transforman la sociedad se transforman a sí mismos. Esta doble tarea está unida
indisolublemente porque las relaciones económicas no están aisladas de las
demás y todo cambio en ellas se refleja en el conjunto social, de ahí que una
de las funciones del poder revolucionario sea forzar la economía, lógicamente
dentro de determinados limites, para que tenga una función diferente, esta vez
en función de que el hombre se apropie de su propio movimiento social.
Para una comprensión cabal de la posibilidad de desarrollo para los países
subdesarrollados es necesario estudiar la dinámica del capitalismo y las leyes
y tendencias que lo han conducido a la situación actual y la forma en que hoy
se articulan las relaciones entre ambos grupos de países.
El momento actual del capitalismo conocido como de la globalización es el
resultado objetivo de la expansión internacionalizada del capital. Desde el
punto de vista político, el aspecto más notable del proceso globalizador se
encuentra en la extraordinaria concentración del poder que ha generado
Con la
globalización alcanza mayor nitidez el carácter clasista del subdesarrollo en
tanto explotación de la mayoría de la población de esos países por la burguesía
transnacional (tanto del Norte como del Sur) y por tanto, en términos
clasistas, el desarrollo en la periferia es el proceso de la liberación de esa
explotación. Es decir, la posibilidad para un país subdesarrollado de alcanzar
hoy el desarrollo, continúa estando asociada a la ruptura y/o reordenamiento de
las relaciones de dependencia. Esa ruptura exige un conjunto de requisitos o
premisas que se derivan de las condiciones actuales del sistema mundial del
capital
Para
aproximarnos a la respuesta tenemos que partir de las tendencias y los factores
principales de la globalización y la posibilidad de neutralizarlos o
utilizarlos en beneficio de un proyecto social revolucionario
En primer
lugar, dado que la Globalización es polarizante tanto al interior de, como
entre las distintas sociedades, el poder revolucionario debe desarrollar los
medios que limiten estas tendencias.
En segundo
lugar, dado que los principales actores de la globalización son los grandes
monopolios constituidos en empresas transnacionales, el poder revolucionario
tiene que tener la capacidad de negociar con ellas aprovechando las brechas
reales abiertas por las contradicciones del sistema.
En tercer
lugar, dado que la dependencia de las tendencias de la globalización son
beneficiosas para el grupo de Estados y grandes monopolios detentadores del
poder en el orden mundial establecido, el poder revolucionario debe ser capaz
de construir el orden social que resista las presiones y confrontaciones con
los centros hegemónicos del sistema mientras lleva adelante su proyecto.
En cuarto
lugar, dado que el desarrollo tecno-científico juega un papel central en los
nuevos avances del capitalismo y se encuentra monopolizado por los centros
hegemónicos, es necesario crear las condiciones para acceder a él.
En quinto
lugar, dado que la globalización, como todo proceso social, no está exento de
contradicciones y ningún proyecto político puede vencer sin aliados, es
necesario conocer esas contradicciones y aprovecharlas en beneficio del
proyecto.
A partir de
estos elementos y de los estudios realizados, identificamos/ visualizamos las
condiciones que debe reunir un país para proponerse un camino que lo haga menos
dependiente y explotado, que lo conduzca a un verdadero camino de desarrollo.
Estas son:
1. Existencia de un poder político revolucionario y
popular, en otras palabras, socialista, con capacidad económica, política y
militar, para enfrentar y neutralizar las presiones y confrontaciones de las
potencias centrales del sistema.
2. Capacidad para poner en función de los intereses
nacionales el proceso de acumulación económica, lo cual implica un control
nacional de la acumulación.
3. Voluntad política y capacidad para desplegar
estructuras organizacionales que posibiliten la participación popular,
componente importante del consenso hegemónico nacional para llevar adelante el
proyecto.
4. Materialización permanente, dentro de los límites que
el nivel de acumulación y los resultados de la actividad económica permiten, de
una política de enfrentamiento y solución de los problemas sociales generados
por el subdesarrollo y de distribución y redistribución de ingresos en
beneficio popular, es importante señalar que hay una relación estrecha con el
punto anterior, esa mejoría no puede ser resultado de políticas
asistencialistas con ausencia de participación, en ese caso se crean clientes y
no actores sociales.
5. Capacidad de absorción y creación de tecnologías para
poder competir internacionalmente. Esas condiciones no son fáciles de reunir, ni
todos los países, a partir de sus propias estructuras socioeconómicas y el
nivel alcanzado por la mayor o menor generalización de las relaciones
capitalistas pueden plantearse alcanzarla en el corto y mediano plazos. Este es
un complejo proceso sociopolítico a partir de la asunción del poder y de la
evaluación por la vanguardia y el liderazgo político de los métodos y las vías
para alcanzarlos de acuerdo con el nivel de desarrollo de las fuerzas
productivas del país. La reunión de esas condiciones no garantiza
necesariamente el éxito, este será un proceso arduo, de lucha entre las
tendencias capitalistas y socialistas, las que llenarán toda una época
histórica hasta que prevalezca una de ellas.
En el contexto de la globalización, a partir de esas condiciones, hay que
implementar una política de desarrollo. Al igual que la existencia de
condiciones para la revolución no implica su materialización a menos que exista
una fuerza política que sea capaz de aprovecharlas; la existencia de
condiciones para el desarrollo no implica que se avance hacia este si no se
establece una adecuada política que sepa aprovecharlas.
Con estos
antecedentes podemos abordar el caso de Cuba, que tiene sus particularidades,
en primer lugar, es un país en que hace 57 años triunfó una Revolución popular,
inicio de un proceso profundo de transformaciones que en corto plazo devino en
Revolución Socialista y que en su decurso, se caracterizó por realizar
profundas transformaciones, políticas, económicas y sociales del país con una
amplia participación popular.
Interesa
destacar que los efectos de las profundas transformaciones revolucionarias
constituyeron una acumulación social.
Con este
concepto identifico la acumulación económica y también los procesos dirigidos a
la transformación del ser humano: la educación, la salud, la seguridad social,
creación de valores y la participación de diversos modos en el quehacer
político cotidiano.
La acumulación
social no es la simple suma de los cambios materiales y de los cambios en las
condiciones de vida de las personas; Es eso y mucho más, es un complejo proceso
en el que se interrelacionan estos dos factores anteriores con una acumulación
subjetiva y el inicio de un nuevo modo de vivir, de un nuevo modo de vida. Esta
acumulación social está en la base de las razones por las cuales Cuba no
repitió el ciclo eurosoviético: crisis y derrumbe del modelo de socialismo real
a la transición pacífica al capitalismo [3] y es la
explicación del por qué el socialismo continúa siendo una opción mayoritaria en
el país.
En la última
década del pasado siglo la Revolución cubana atravesó la etapa más difícil de
su historia, fue una crisis sin precedentes, al desaparecer en un corto plazo
el sistema de relaciones económicas internacionales en el cual Cuba estaba insertada,
cayó el PIB en más de un tercio, se paralizó el 80% de la de la planta
industrial del país, disminuyó sustancialmente el consumo de la población y el
genocida bloqueo implantado por los EE.UU. arreció. La revolución sobrepasó esa
etapa y mantuvo el norte socialista en medio de dificultades de todo tipo.
Durante la
primera década del siglo XXI, la economía cubana ha presentado dificultades,
entre las que se pueden señalar el elevado nivel de la dependencia financiera
externa, la baja eficiencia de la producción interna, los efectos de los
huracanes que azotaron la Isla y cuyos daños superan los 20 mil millones de
dólares, junto al bloqueo económico, comercial y financiero aplicado por los
EE. UU., cuyo impacto asciende a más de un billón de dólares.
En este último
quinquenio, luego de una amplia y democrática discusión por todo el pueblo, se
adoptaron los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la
Revolución que trazan en lo inmediato un conjunto de medidas cuyo fin es darle
un basamento sólido a la economía, el próximo congreso del PCC, su séptimo,
hará un balance de lo cumplido y por cumplir de estos lineamientos y trazará el
rumbo para los próximos quinquenios.
La política
aplicada durante los últimos 25 año, inscrita en la lógica de defender los
intereses de la mayoría, con independencia de tensiones y contradicciones que
ha generado, ha contribuido a mantener la acumulación social a favor del
socialismo.
A partir de lo
anterior pueden resumirse las condiciones de Cuba para continuar su proyecto de
desarrollo.
1. El poder revolucionario mantiene su capacidad de
enfrentar la política agresiva de la potencia imperialista hegemónica del
sistema, los Estados Unidos, ahora con un nuevo ropaje bajo la administración
Obama, que mantiene, detrás de su retórica y sus cantos de sirena, el criminal
bloqueo a Cuba y el propósito de destruir la Revolución.
2. Existe un entramado participativo, con sus defectos y
limitaciones, que junto a la defensa de las conquistas sociales de la
revolución, mantiene el consenso hegemónico a favor del proyecto socialista.
3. El Estado juega un papel fundamental en la regulación
de las relaciones de producción dentro del país, es el eje rector de la
economía y ejerce la propiedad sobre los principales medios de producción lo
que permite poner en función de los intereses nacionales el proceso de
acumulación económica, al establecer las reglas de relacionamiento con el
capital internacional, estableciendo una cartera de oportunidades de
inversiones de acuerdo a los intereses del país, así como priorizar, invertir
y/o desarrollar sectores económicos con perspectivas competitivas a nivel
internacional bajo control nacional, sin olvidar, desde luego, aquellos que
satisfacen necesidades nacionales, como, por ejemplo, la producción de
medicamentos.
4. Además, controla mayoritariamente la reproducción de
la fuerza de trabajo, mantiene el control de los recursos naturales y negocia
soberanamente con los otros actores políticos y económicos del sistema
internacional.
5. Dispone de un importante capital humano creado por la
Revolución, una legión de miles de científicos, ingenieros y técnicos
comprometidos con el proyecto socialista y de una infraestructura científica e
industrial capaz de absorber y/o crear tecnologías en ramas de punta de la
economía mundial.
(Se pueden situar múltiples ejemplos en el área de la biotecnología y la
industria químico-farmacéutica).
6. Se mantiene un espacio para la equidad, este tiene su
campo de acción en la política de mantener gratuitamente y mejorar los
servicios sociales básicos, la no existencia de desigualdades extremas, aunque
algunas de las medidas tomadas, objetivamente, en lo inmediato, son
atentatorias al proyecto, pero necesarias, en función de lograr una necesaria
eficiencia económica; no hay exclusión social y se han implementado algunas
medidas para proteger grupos vulnerables. No obstante debemos señalar que la
ampliación del sector privado y por consiguiente del mercado, presenta desafíos
a la equidad en la sociedad cubana y que obligará tomar medidas para
neutralizarlos.
7. Es sobre esa base que se despliega la política de
desarrollo cubana [4], cuyos elementos pueden resumirse
sintéticamente [5] en:
a) Una política
de conexión-desconexión selectiva con el sistema mundial. Lo puede hacer porque
conserva la propiedad y control de los principales medios de producción y ha
encontrado fórmulas sui géneris de aplicarlas, tanto para promover el
desarrollo de sectores específicos como para protegerlos.
b) Despliega
una estrategia competitiva en sectores de punta, sectores emergentes y
tradicionales y hay una política agresiva de exportaciones. El problema es que
hay que caminar con las dos piernas, la del desarrollo y la del subdesarrollo,
es decir, no se pueden abandonar los sectores tradicionales a la vez que se
desarrollan sectores de punta, en los cuales el país apuesta, este fue un error
del pasado.
c) La
constelación científico-productiva de la salud y el turismo aparecen en la
dirección principal, se pueden considerar sectores-guía de la economía [6].
1. Se trabaja en la creación de una cultura societaria de
la innovación. Una economía que se proponga ser de punta, no es sólo es el
resultado de factores económicos, sino también la resultante de un determinado
nivel de eficiencia social del sistema en su conjunto. En esa dirección se
encamina, la creación del Sistema Nacional de Innovación, la Estrategia
Nacional de Informatización de la Sociedad, una labor de culturalización
general y otras medidas en curso o proyectadas.
2. Incorpora un espacio al sector privado nacional en la
economía, para aprovechar lo que puede aportar la micro y pequeña empresa en la
satisfacción de necesidades de la población, no obstante está pendiente la
definición que puede jugar la pequeña y mediana empresa privada en el proyecto
socialista.
d) Cuba ha
implementado una política para aprovechar las contradicciones del sistema
capitalista lo que le ha permitido espacios de maniobras, de ahí el alto perfil
que mantiene la política exterior cubana.
e) Existe el propósito
de que la búsqueda de la competitividad no anule la búsqueda del nuevo modo de
vida. El problema es de la permanente búsqueda de formas y métodos para
mantener la acumulación social de la Revolución, de ahí la necesidad de una
permanente labor ideológica por lo que el trabajo político ideológico destinado
a promover la ideología y los valores de la Revolución es una constante, y es
que el dilema es hasta donde ser igual a los capitalistas para poder competir
en el mercado mundial y allegar recursos al país y hasta donde ser diferentes
para mantener el proyecto revolucionario. La respuesta no aparece en los
libros, sino que será producto del ensayo y el error.
Desde luego no
todo es camino de rosas, la política de desarrollo cubana no se desenvuelve en
un escenario abstracto, sino en uno marcado por el propósito del imperialismo
de revertir el proceso revolucionario y por tanto debe enfrentar una amplia
panoplia de actividades contrarrevolucionarias generadas por él, que abarcan
desde acciones destinadas desilusionar las nuevas generaciones, la captación y
robo de profesionales, el mercenarismo de grupúsculos contrarrevolucionarios
hasta la imagen en los medios corporativos de difusión de
un país congelado en el pasado, entre otros.
A lo anterior
se suma que la ampliación del mercado y el espacio a un sector privado
limitado, presenta la cuestión de que dentro de esos grupos sociales surjan
elementos que pueden asociar su proyecto de vida a la no existencia del
socialismo, hacia los cuales, desde ya, existe una política del imperialismo.
No se puede ser inocente y también dentro del funcionariado vinculado a los
sectores de la economía que funciona con el esquema del capital extranjero
puedan presentarse estas tendencias.
Hay que prestar
mucha atención a los procesos reales que se van desarrollando en la economía y
la sociedad. El tiempo político no es el mismo que el tiempo económico, sus
ritmos pueden no coincidir y es posible acelerar o retardar cambios que demanda
la economía, o que demanda la sociedad dentro de ciertos límites, más allá de
los cuales se corre el peligro de afectar el consenso que debe acompañar
nuestro proceso, piedra angular de la resistencia a las agresiones imperiales.
No se puede
olvidar que existe una contradicción entre los paradigmas históricos de la
revolución y las condiciones materiales que a corto y mediano plazo puede
brindar a la población los resultados del funcionamiento económico, como
mantener esa contradicción dentro de límites que no afecten el consenso es un desafío
permanente.
En resumen, el
escenario cubano es complejo y la mezcla de audacia y realismo político que ha
caracterizado a la dirección de la Revolución cubana tiene que ser una
constante.
Los ilusos y
alguna izquierda bienpensante se ilusionan con la posibilidad de una actitud
“racional” de los cubanos, una restauración de un capitalismo nacional, con
rostro humano, como se refería la UNICEF hace un tiempo a los procesos de
ajustes neoliberales, la realidad, y hay que estar claro es que esto implicaría
una burguesía dependiente/asociada/subordinada como la clase dominante que
desnacionalizaría el país, siguiendo las pautas de los organismos financieros
internacionales, además del resentimiento de clase la llevarían a una mayor
integración política y social con el imperio.
El socialismo
es la condición necesaria para mantener una nación soberana, democrática e
independiente.
Por último no
nos hacemos ilusiones, las perspectivas de desarrollo de Cuba en las
condiciones de la globalización neoliberal tienen un carácter polémico, en
tanto su materialización dependerá de circunstancias externas incontrolables y
de cursos de acción internos, sujetos a la interpretación de los actores y los
responsables de la toma de decisiones. De ahí que hayamos utilizado muy
conscientemente la categoría posibilidad para referirnos a esas
perspectivas. Para ello lo que hay que tener presente no es la coyuntura
actual, - en cuanto a su percepción inmediata, a través de las dificultades de
la vida cotidiana y la inserción de tendencias mercantilistas con la fuerza que
no tenían en etapas anteriores -, sino aquellos eslabones que pueden permitir
el acercamiento a un futuro diferente. No será el socialismo que soñamos en la
década de los sesenta del pasado siglo sino el socialismo posible en la era de
la globalización.
Finalmente
quisiera señalar que lo que hay que tener en cuenta no el escenario de un
momento dado, sino los componentes de un escenario implícito en el contexto
social actual. Tampoco hay que ver las medidas en curso aisladamente, sino
integrarlas en una visión de conjunto; esta articulación es lo que me ha
permitido una “lectura” de la perspectiva cubana, a partir de la cual he
elaborado los resultados que presento.
Finalmente
quisiera resaltar que el caso cubano crea un nuevo horizonte en los estudios de
la problemática del desarrollo de los actuales países subdesarrollados al
vincular este proceso a la lucha de clases y, por consiguiente a la política, a
la superación del capitalismo lo que implica la sustitución de un modo de
producción por otro y a la creación de un nuevo modo de vida.
[1] Esta
perspectiva, a partir de un enfoque marxista, que no olvida a Lenin y sus
trabajos sobre el imperialismo, se nutre, en lo fundamental, de las
elaboraciones teóricas desarrolladas por André Gunder Frank, Theotonio Dos
Santos, Rui Mauro Marini, Vania Bambirra, Aníbal Quijano, Inmanuel Wallerstein
Samir Amin, la experiencia de la Revolución cubana expresada a través de Fidel
Castro y Ernesto Che Guevara y el diálogo sistemático con Delia Luisa López, lo
que la hace coautora de esta concepción.
[2] Marx, C y F. Engels, La ideología
alemana, Edición Revolucionaria, La Habana, 1966. Pág. 36
[3] Esto no significa que en la Unión
Soviética no hubiera habido una acumulación social post-capitalista, el
problema es que esta acumulación se erosionó por diversos factores.
Sintéticamente pudiera repetir aquí que esta se fue perdiendo por la burocracia
y el reino del oportunismo, hasta llegar a un punto en que la mayoría quería un
cambio, y ese cambio fue liderado por una protoclase -la nomenklatura- hacia el
capitalismo. Recordemos que las principales polémicas de la era Gorbachov no
eran sobre el socialismo si no sobre el ritmo de transición a la economía de
mercado, eufemismo para designar el capitalismo.
[4] Preferimos el término “Política de
desarrollo”, en concordancia con mi concepción del desarrollo expuesta
anteriormente, al más común de estrategia de desarrollo, pues este ultimo
envuelve fundamentalmente el conjunto de medidas económicas.
[5] Aquí lo presentamos sucintamente, en
nuestro libro desarrollamos más ampliamente cada una de las políticas que a mi
juicio integran la política de desarrollo.
[6] Sobre este aspecto ampliamos en
nuestro libro “Socialism within gobalization” del cual preparamos una
edición actualizada en español.
Fuente: http://rebelion.org/