Reseña de Plurinacionalidad y Vivir Bien/Buen Vivir. Dos conceptos leídos desde Bolivia y Ecuador, de Salvador Schavelzon.
1.-
A lo largo de
las últimas décadas, dos movimientos indígenas andinos, el ecuatoriano y el
boliviano, plantearon la necesidad de transformar el Estado, denunciando su
carácter uni nacional, colonial y oligárquico (Ospina, 2000). Los pueblos y
nacionalidades indígenas mostraron el carácter de Estados eregidos sobre un
pacto colonial, que a lo largo de todo el periodo republicano levantaron un
complejo sistema de dominación y explotación. El Estado colonial fue la forma
que adquirió el capitalismo periférico y dependiente en las sociedades andinas
como orden y hecho fundante. La conformación de organizaciones indígenas
(sindicatos, organizaciones campesinas, confederaciones y federaciones) ha
estado alimentada por demandas de reconocimiento, justicia, tierra y territorio
(Santillana y Herrera, 2009). Fue hacia la década de los 80 y 90, con la
instauración del paquete de programas de ajuste estructural y el intento de las
elites nacionales articuladas con el capital global de configurar un orden que
maximice sus ganancias; que los movimientos indígenas de Ecuador y Bolivia
levantan la bandera de la plurinacionalidad.
2.-
Este proyecto
político articulado a demandas territoriales, populares y productivas, mostró
la gran capacidad de las organizaciones indígenas para combinar exigencias al
Estado uni nacional, y mostrar una alternativa para las sociedades andinas. A
partir de ese momento y como parte de la dinámica de las movilizaciones y
levantamientos, la propuesta de Estado plurinacional se vuelve central en el
proyecto programático del campo popular y la izquierda y durante estas décadas
de movilización, los movimientos indígenas desarrollan la capacidad de
representar e integrar luchas democráticas, sociales y populares.
3.-
La concreción y
riqueza de los procesos constituyentes permitió la aprobación del carácter
plurinacional de los estados ecuatoriano y boliviano; que sumada a la
definición de Buen Vivir y Vivir Bien, respectivamente, alumbraba un nuevo
momento posneoliberal y aparentemente, de descolonización liderado por los
gobiernos progresistas de Rafael Correa y Evo Morales. Con el pasar de los
años, estos gobiernos se alejaron de los postulados democráticos y de
transformación profunda, que sumados a la concreción de proyectos de
modernización capitalista y de continuidad de patrones de acumulación
extractivista, rentista y dependiente se sostuvieron en dinámicas autoritarias
y de deslegitimación de la protesta social, pero con un amplio respaldo popular
(Ecuador) y organizativo (Bolivia).
4.-
Plurinacionalidad
y Vivir Bien/Buen Vivir. Dos conceptos leídos desde Bolivia y Ecuador, se
publica en 2015, año crucial para el futuro de los gobiernos progresistas en la
región. La creciente conflictividad por la aplicación de sus proyectos
políticos rentistas, extractivistas y capitalistas, y la caída en los precios
de las materias primas, se ve acrecentada por la acción de organizaciones
indígenas, populares y sociales que cuestionan el carácter de “transformación”
de estos procesos. Estos cambios en la época, han sido expresados por la
literatura crítica, que ha propuesto dos narrativas: una crisis de la hegemonía
progresista (Modonessi, 2015) o un fin de ciclo del populismo progresista
(Svampa, 2015).
5.-
La investigación
realizada por Salvador Schavelzon llega precisamente en una etapa en donde la
caracterización de los procesos progresistas requiere estar acompañada por la
recuperación de conceptos, que revelan mundos e interpretaciones de la
totalidad situada y que constituyeron en ejes de los proyectos políticos de
movimientos indígenas en ambos países. Y es que a pesar de las importantes
movilizaciones en contra de los gobiernos progresistas, las organizaciones
indígenas, populares y sociales no han logrado construir una dinámica sostenida
y una alternativa política que supere el progresismo como proyecto nacional. La
pregunta sobre el tipo de nucleamientoque permitiría una articulación más
estable entre varios sujetos capaces de mantenerla, sigue manteniéndose como
principio de unidad más allá del progresismo.
6.-
Si el
progresismo configuró una opción posneoliberal y se fue estableciendo como
proyecto hegemónico, en algunos casos como en Ecuador como disputa
interburguesa, de representación interclasista y de modernización capitalista
(Unda 2013; Saltos, 2015) y en otros como expresión de capitales emergentes y
viejos sectores del capitalismo rentista (Webber, 2015) bajo un proyecto
mestizo con representación indianista; el proceso de desgaste y su respuesta
autoritaria, el retorno a salidas que no modifican el patrón de acumulación
interno y la sistemática deslegitimación, judicialización y criminalización de
la protesta, coloca nuevamente, la pregunta por la hegemonía.
7.-
Si bien el
Estado adquiere una centralidad y se legitima como único nucleamiento posible,
queda aún latente si es que estos nuevos proyectos progresistas logran
representar en la promesa de la nación al conjunto de la sociedad, tanto en su
dimensión política como en sus dimensiones cultural, territorial y económica.
Este libro contribuye a mostrar de manera sistemática y profunda, que la
propuesta construida por los movimientos indígenas contempla la interpelación
de representación de lo común que no es ya la pretensión homogenizadora del
estado nación moderno, pero tampoco la diferencia posmoderna surgida en el seno
del neoliberalismo. Es el desafío de lo común en el contexto de la
heterogeneidad; la superación de la colonialidad, sexualización y la
racialización de la relación entre sujetos y mundos a través de la construcción
de un sistema político capaz de articular modos distintos de organización del
mundo más allá de la colonialidad capitalista patriarcal. La plurinacionalidad
y el VB/BV permite el entendimiento de la naturaleza como sujeto, no como
exterioridad y objeto de explotación y explotación; pero al mismo tiempo es la
configuración política de aquellos sujetos equiparados con la naturaleza:
pueblos indígenas y también las mujeres.
8.-
El análisis que
realiza el libro en categorías como autonomía (principio central) permite descentrar
el Estado como única formación histórica y mostrar la potencialidad de pueblos
y nacionalidades en la conformación de otras comunidades políticas. La
plurinacionalidad se constituye en una crítica a la nación como única comunidad
política, y permite a su vez, articular la plurinacionalidad como proyecto
político con otras formas de organización, otras experiencias de
relacionamiento no ancladas a la nación, otras comunidades políticas y de
producción/reproducción.
9.-
Finalmente, la
genealogía de la plurinacionalidad y de otros horizontes societales (Vivir Bien
y Buen Vivir) en contextos posneoliberales y de narrativa progresista,
devuelven al debate teórico y político la pregunta por el problema de lo
nacional y la nación, articulando una crítica a la modernidad capitalista. Este
libro es sin duda un acierto, porque le otorga vigencia y pertinencia a
distintos modos de vida (mundos) en contextos de transformación y cambios de
época. Constituye un análisis fundamental para la memoria a mediano y largo plazo
de alternativas surgidas en los contextos andinos, y es también una herramienta
para fortalecer proyectos políticos que superen la narrativa progresista en
contextos de crisis y desgaste.
Alejandra
Santillana Ortiz, « Reseña de Plurinacionalidad y Vivir Bien/Buen Vivir. Dos
conceptos leídos desde Bolivia y Ecuador, de Salvador Schavelzon. Quito: Abya
Yala-CLACSO, 2015. 286 pags. ISBN 978-9942-09-259-5 », Corpus [En línea], Vol
5, No 2 | 2015, Publicado el 19 diciembre 2015, consultado el 21 enero 2016.
URL : http://corpusarchivos.revues.org/1494 ; DOI : 10.4000/corpusarchivos.1494
Alejandra
Santillana Ortiz
Instituto de
Estudios Ecuatorianos, Ecuador