Nosotras, las ciudades de Europa
por Ada Colau / Anne Hidalgo / Spyros Galinos / Giusi
Nicolini
Europa se juega estos días su credibilidad. No podemos
permanecer impasibles mientras la muerte acecha diariamente nuestras playas,
mientras miles de familias que huyen de la guerra en África, Oriente Medio y
Asia Central se agolpan en puertos, estaciones, trenes y carreteras a la espera
de una respuesta humanitaria por parte de Europa. No se trata de un gesto de
caridad. Se trata de garantizar un derecho humano, el del asilo.
Somos responsables ante nuestros ciudadanos que nos exigen
tomar medidas urgentes y ponen a nuestra disposición recursos y medios para
facilitar la acogida. Somos responsables ante los países limítrofes que están
acogiendo refugiados muy por encima de sus capacidades, con el riesgo que
supone para la estabilidad de la región —sólo en Líbano hay 1,1 millones de
refugiados lo que representa el 25% de su población—. Somos responsables ante
la idea misma que vio germinar a Europa, fundada tras las cenizas de la Segunda
Guerra Mundial, la vergüenza del Holocausto y la derrota de los fascismos para
asegurar un futuro de paz, prosperidad y fraternidad a las generaciones venideras.
Debemos estar a la altura de la promesa que se hizo sobre un continente en
ruinas: ‘Nunca más’.
Nuestra mayor responsabilidad es con el género humano. Si
seguimos alzando muros, cerrando fronteras, subrogando el trabajo sucio a otros
estados para que sean ellos quienes ejerzan de gendarmes de nuestras fronteras,
¿qué mensaje estamos lanzando al mundo? ¿Qué rostro de Europa nos devuelve
reflejado un Mar Mediterráneo cubierto de cuerpos sin vida?
Las ciudades europeas estamos preparadas para convertirnos en
lugares de acogida. Nosotras, ciudades de Europa, queremos dar la bienvenida a
los y las refugiadas. Los estados son quienes otorgan el estatuto de asilo,
pero las ciudades son las que brindan cobijo. Son los municipios de las
fronteras, como Lampedusa o las islas de Kos o Lesbos, los primeros en recibir
los flujos de personas refugiadas; y son los municipios europeos quienes
deberán acoger estas personas y quienes deberán garantizar que inician una
nueva vida, ya a salvo de los peligros de los que escaparon. Para ello,
disponemos de espacio, servicios y lo que es más importante, la voluntad
ciudadana para hacerlo. Nuestros servicios municipales están ya trabajando en
planes de acogida para asegurar pan, techo y dignidad a todos aquellos que
huyen de la guerra y del hambre. Sólo falta la ayuda de los estados.
De acuerdo con la ACNUR, nos encontramos frente a la mayor
crisis de refugiados desde finales de la Segunda Guerra Mundial. De ustedes,
los gobiernos de los Estados y la UE, depende que esta crisis humanitaria no se
convierta en una crisis civilizatoria, en una crisis de aquellos valores
fundacionales que forjaron nuestras democracias. Durante años, los gobiernos
europeos han destinado la mayoría de fondos de asilo y migración a blindar
nuestras fronteras, a convertir Europa en una fortaleza. Esta política
equivocada es la causa de que el Mediterráneo se haya convertido en una tumba
para miles de refugiados que intentan acercarse y compartir nuestra libertad.
Ha llegado el momento de cambiar las prioridades: destinen los fondos para
garantizar la acogida de los refugiados en tránsito, apoyen con recursos a las
ciudades que se han ofrecido como espacios de refugio. No es el momento de
palabras huecas, de discursos vacíos, es el momento de actuar.
El próximo lunes 14 de septiembre se celebrará en Bruselas la
cumbre de ministros de Interior y Justicia para abordar la crisis de
refugiados. Les pedimos que no den la espalda a las ciudades, que escuchen el
clamor que procede de ellas, necesitamos el respaldo y cooperación de los
Estados, la Unión Europea y las instituciones internacionales para asegurar la
acogida. Es tiempo de construir la historia de Europa como queremos ser
reconocidos por los demás pueblos del mundo y ser recordados por las
generaciones de europeos que están por llegar. No les dejen solos, no nos dejen
solas.
Ada Colau es alcaldesa de Barcelona.
Anne Hidalgo, de París. Spyros Galinos, de Lesbos. Giusi Nicolini, de
Lampedusa.
Suscriben también este manifiesto
Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid; Xulio Ferreiro, alcalde de A Coruña; José
María González, 'Kichi', alcalde de Cádiz; Martiño Noriega, alcalde de Santiago
de Compostela y Pedro Santisteve, alcalde de Zaragoza
Las ciudades que quieran adherirse
pueden hacerlo a través de ciutatrefugi@bcn.cat.