Europa extremo sur
por Javier García
Fernández
Un mundo se desploma a
nuestros pasos. La certeza de que asistimos al fin de un contexto político
parece ya incuestionable. La Plaza Syntagma clama por un cambio de rumbo en las
políticas de régimen, las tendencias de voto se confirman con la toma de
Ayuntamientos como Madrid o Barcelona, Capitales del capital. Pero también las
periferias como Santiago, A Coruña, Cádiz.
La propia madurez de una
generación de ideas y personas, unida al agotamiento de un modo de entender el
mundo, dan lugar al nacimiento de un nuevo escenario en cuyas condiciones se
desarrollarán las siguientes décadas. Nadie sabe con certeza cuales serán estas
condiciones ni siquiera si serán más favorables o menos para las clases
populares. Todas las intuiciones caminan a un solo paso. Las transformaciones
que se dan en la propia naturaleza del capitalismo contemporáneo harán de este
un sistema cada vez más violento y cruel. Esta intuición camina junto a aquella
otra que dicta que las resistencias populares y movimientos sociales no tienen
aseguradas ningunas garantías de construir otros mundos más allá de la
capacidad del capitalismo para sumar a sí mismo todo aquello que nace como
oposición a el.
¿Por qué decimos que las
insurgencias nacen del sur? El capitalismo en su fase histórica de
expansión se ha desplegado como una gran ola, arrasando las sociedades y los
sistemas que encontraba bajo de si en su recorrido centro-periferia. En su
repliegue las luchas populares, obreras y campesinas nacen desde el Sur, ya que
el sur no es un lugar geográfico sino la tierra esclavizada por el norte
capitalista hegemónico, como ha demostrado el ciclo de procesos de
transformación encabezado por Latinoamérica desde la década ganada al FMI en
Ecuador, Bolivia, Venezuela, Argentina, Brasil, Uruguay como tendencia general
con sus contradicciones, tensiones, conflictos y campos en disputa.
Los sistemas hegemónicos
de explotación capitalista que se expande en su opresión, por inercia y
desgaste se ven forzados a replegarse ante el empuje de las resistencias que
nacen desde abajo desde el Sur, por eso hablamos de Sur como rumbo político.
La degradación del
capitalismo llega a una nueva fase neo-liberal en el que con la crisis de
2008 penetra como el proceso de despojo absoluto a la Europa del Sur. Es de
toda lógica pensar que en la penetración de estas lógicas de despojo en Europa
se donde surjan las nuevas resistencias y alternativas nacidas desde
abajo. El Partido democrático de Turquía con su alianza entre la
izquierda turca y los movimientos de la plaza de Gezi, Syriza partido de
izquierda radical en el que confluyen diferentes expresiones de la izquierda
comunista, ecologista apoyado por un fuerte movimiento vecinal y anarquista
principalmente en Atenas, y el SAT, la PAH y Podemos como nuevas
articulaciones políticas que nacen desde los nuevos movimientos sociales.
Hoy Atenas disputa
la batalla de los pobres contra los ricos, de los muchos contra los pocos, de
la democracia contra el régimen. El referéndum en Grecia no disputa el fin del
capitalismo en Grecia ni da las garantías de una apertura constituyente sino
todo lo contrario. El resultado del referéndum va a ser NO, pero esto no es
garantía de nada. Si en algún lugar de Europa se dan las condiciones para la
apertura de un proceso nuevo, democrático de construcción de nuevas
posibilidades emergentes es la Grecia actual, un país con una pobreza
aberrante, con unas condiciones de vida humillantes para gran parte de su
población, con una sanidad pública desarticulada y excluyente que obliga al
soborno para ser atendido en los hospitales públicos.
Las posibilidades de que
el referéndum constituya una solución estructural, son demasiado limitadas,
pero anima por otro lado a ese necesario cambio de rumbo. La victoria electoral
de un partido de corte progresista no garantiza la construcción de un proceso
democrático sino se da el fortalecimiento de las redes y movimientos sociales
que hagan a las fuerzas de la economía capitalista replegarse sobre sí.
En el contexto actual de la crisis política del
Sur de Europa, las condiciones de generar espacios de autonomía y cooperación
popular son más favorables que nunca. La rebelión es el pronunciamiento de
quienes no son nada. La población despojada, arrinconada en la desgracia es
quien tiene siempre la última palabra. No es el pueblo, quien espera
hambriento y empobrecido a que se den las condiciones de la revuelta, sino las
condiciones de la revuelta y su estallido lo que generan una idea de pueblo,
como lugar donde los comunes generan el universo simbólico para su
despliegue. El encuentro de los nadies dinamita la percepción de las
posibilidades humanas una vez que han nacido las certezas. Las dudas, la
honesta prudencia, el miedo, la mísera excusa, son siempre balas
del enemigo que desangran el mundo común que está en juego.
Las posibilidades de una revuelta contemporánea
hoy en la Europa del Sur genera algo contra lo que no se pueden enfrentar el
lobby mediático y su omertá mafiosa, a saber, el nacimiento de las
certezas política. El fin del consenso capitalista, la necesidad de
limitar el poder de las grandes empresas, el papel perverso de las
corporaciones bancarias, el saqueo de lo que es público y de todos en beneficio
de lo que es de unos pocos, el fin de una forma de entender los partidos
políticos y la participación ciudadana en el sistema, el agotamiento de lo que
ellos llaman democracia. El orden simbólico y el lenguaje no solo describe el
mundo sino que nos empuja a construirlo, nos obliga moralmente a construir
aquello que asumimos como propio y verdadero.
Todos los sistemas
políticos así como las verdades, los saberes sociales nacen de la tensión y el
conflicto entre un mundo que cesa y otro que nace a su paso. Tanto en Andalucía
como en Grecia, Italia y todo el sur de continente millones de personas asumen
que las luchas sociales que se generaron en la segunda mitad del siglo XX
construyeron la democracia de hoy, que esta es razonablemente más deseable que
los regímenes que le precedían. Hoy hay nuevas formas de entender la política y
la forma de organizar las sociedades que la población ya asume como más
deseable que los sistemas que les están precediendo. Esto no conduce a la
victoria, si no que peligrosamente nos puede hacer creer que vivimos en un
mundo en cambio. Los cambios no se generan por cambios de legalidad. Toda
legalidad blinda las condiciones de posibilidad, de cambio.
Todas las insurgencias
asolan consigo las legalidades de un régimen vigente. Así como la Plataforma
Stop Desahucios niega la legalidad resistiendo al saqueo de las viviendas
familiares para que pasen a manos de los bancos, el Sindicato Andaluz de
Trabajadores ocupa las tierras para denunciar el latifundismo, los jóvenes
tuvieron que ocupar las plazas para alterar las urnas, los griegos tendrán que
violar la ley internacional y el derecho público para anular su deuda
ilegítima. Solo con con la desobediencia y la fuerza se desborda creativamente
un sistema amurallado, donde las reglas del juego blinda las posibilidades de
cambiar las reglas. Sepamos esto, ni las tendencias de voto, ni los referéndum,
ni las nuevas leyes pueden encaminar un proceso de democracia radical si no se
da un articulación política y social del bloque de las posibilidades emergentes
hacia la conquista y derrota política y social del régimen de las posibilidades
dominantes.
[...]
La realidad está aquí,
desplegada. Lo real acontece
en lo abierto. Infinito. Incomparable.
Pero el ansia de repetirnos
instaura las verdades.
Toda verdad repite lo inefable,
toda idea desmiente lo-que-ocurre.
Pero las construimos
por miedo a contemplar la enorme trama
de aquello que acontece en cada instante:
todo lo que acontece se desborda
y no estamos seguros del refugio.
La realidad está aquí,
desplegada. Lo real acontece
en lo abierto. Infinito. Incomparable.
Pero el ansia de repetirnos
instaura las verdades.
Toda verdad repite lo inefable,
toda idea desmiente lo-que-ocurre.
Pero las construimos
por miedo a contemplar la enorme trama
de aquello que acontece en cada instante:
todo lo que acontece se desborda
y no estamos seguros del refugio.
Chantal
Millar
Yo no soy Inocente, extraido del Libro "Matar a Platón".
Yo no soy Inocente, extraido del Libro "Matar a Platón".
(fuente: www.diagonalperiodico.net)