La vida en las quintas
por
El Visor Boliviano
Miles de familias bolivianas
trabajan en el mayor cinturón agrícola de Argentina, llegando a proveer a gran
parte de Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Hoy por hoy más del 80% de ese
rubro esta manejado por manos bolivianas. Por la Ruta Provincial 2, así como
otras rutas que van llevando hacia la ciudad de La Plata, se pueden observar
lugares llenos de invernaderos y casillas de madera. Eso –a simple vista- forma
parte del paisaje cotidiano al salir de Capital Federal, sin embargo entre esas
“carpas de Nylon” y pequeñas casitas, miles de familias bolivianas viven un
cotidiano singular. El cordón hortícola de La Plata, con sus más de 7 mil
unidades productivas, viene superando a cordones importantes como el de
Escobar, Pilar, etc. Más del 80% de estas hectáreas son trabajadas por familias
bolivianas, principalmente tarijeños.
Más
de dos décadas
La horticultura en Argentina
siempre fue trabajada por migrantes, hasta fines de los años 80 ese rubro se
encontraba en manos de trabajadores españoles e italianas que – luego de un
acenso social- fueron abandonando el rubro, ya que muchos de los hijos de estos
pudieron estudiar y tomar otros rumbos.
Los bolivianos siempre migraron
hacia Argentina para las temporadas de cosecha, lo hacían desde la zona sur de
Bolivia a la zona de Córdoba, Corrientes, Tucumán, etc. Durante la década del
´80, comenzaron a ser permanentes esas migraciones. Lo que antes era manejado
por manos españolas, italianas y japonesas en el caso de las cosechas de
flores, fueron suplantadas por manos bolivianas.
Los
escalones
En la actualidad miles de
familias que viven y trabajan en estas quintas, pero gran parte de ellas
tuvieron que transitar una suerte de escalones en las cuales van aprendiendo el
manejo de la tierra.
Muchos de ellos comienzan el
trabajo en las quintas como peones, también conocidos como tanteros, trabajan
por un salario y responden a un capataz que suelen ser sus propios familiares
quienes hicieron que lleguen desde Bolivia.
Luego pueden acceder a ser
porcentajeros, estos ya trabajan a destajo. Cobran según lo que producen
(alrededor de un 30% de la ganancia de la quinta) pero solamente ponen su mano
de obra.
Los medianeros o medieros son
quienes ya conocen del oficio y el manejo del sistema de producción con
invernaderos, ponen alrededor del 50% de los insumos (plaguicidas, semillas
transgénicas, fertilizantes etc.) junto al dueño del lugar. También reciben el
50% de las ganancias que cada invernadero produce.
Casi al final de la escalera
están los arrendatarios que son quienes tienen la capacidad de alquilar las
quintas, que van desde las 2 hectáreas hasta las 9 o 10 ha por núcleo familiar.
Es mínimo el porcentaje que
alcanza a comprar el terreno en el cual se dispone a trabajar.
El rejuntador es quien tiene
una camioneta o camión con el cual pasa por las quintas y lleva, en
consignación, la cosecha para luego venderla en el mercado y pagándole con un
porcentaje – a criterio del rejuntador- al volver a la quinta. Existen varios
mercados en los cuales esa mercadería se comercia como por ejemplo el Mercado
Regional de La Plata, Mercado Central de Buenos Aires etc. Donde los puesteros
(pueden ser o no los mismo dueños de los camiones) deben pagar por jornada el
puesto, además de un porcentaje para la policía.
La
tierra no es de quienes la trabajan
Las situaciones de vivienda son
muy precarias, los contratos de alquiler suelen tener clausulas en las que
figuran la imposibilidad de construir casas de material, por lo que existen
quintas que son alquiladas por la misma familia durante años y están obligados
a vivir en una casilla de madera. El precio por hectárea ronda entre los $ 2
mil a los $ 4 mil pesos por mes, según el lugar donde se encuentre y la
accesibilidad que tenga.
(Fuente: http://www.elvisorboliviano.com/)