Entrevista: Acorazado Potemkin

por Nando Varela Pagliaro


Tres años después de haber presentado Mugre, su disco debut, Acorazado Potemkin entrega Remolino, el segundo trabajo del trío que integran Juan Pablo Fernández (voz y guitarra, ex Pequeña Orquesta Reincidentes), Federico Gahzarossian (bajo, ex Don Cornelio y Los Visitantes, actual Me darás mil hijos) y Luciano Lulo Esaín (batería y voz, Valle de Muñecas), una suerte de combo perfecto entre experiencia y vitalidad, que concentra en su ADN lo mejor del rock nacional de las últimas décadas y lo actualiza en la forma de un par de discos que, a pesar de su juventud, ya son clásicos insoslayables. Con ellos nos encontramos en su sala de ensayo del barrio de Villa Ortúzar para hablar del compromiso en el rock, de lo masivo, de lo comercial, de los grupos de culto y por supuesto, de su reciente disco.

¿Cómo fue el proceso de grabación de Remolino?

Fede: Fue un poquito más rápido que en Mugre. El año pasado dejamos de tocar en vivo casi cinco meses para componer. En ese tiempo terminamos de darle forma a los once temas que finalmente grabamos. Hicimos una pre-producción entre noviembre y diciembre y en marzo entramos al estudio. La idea era tratar de grabar todos juntos y hacer también las voces en los tres días que estuvimos en ION. Hicimos casi todo, pero no llegamos a grabar las voces de Lulo y tuvimos que hacer eso en otro estudio. Después conseguimos la fecha de mezcla, así que en menos de dos meses ya teníamos el disco hecho.

Lulo: Los días de grabación en sí, fueron pocos. Tres días en ION en los que hicimos primero bases y después voces. Los coros los grabamos en otro estudio en dos días más y la mezcla nos llevó cuatro días. La idea era registrar el sonido de la banda tocando todo en vivo y luego ponerle un poco de atención extra a las voces. Por experiencia, cuando vos estás tocando los temas durante todo el día en la grabación, estás con más ganas de cantar. Entonces, lo que hicimos fue grabar las voces de Juan los mismos días en que estábamos grabando las canciones. Eso te hace estar más en clima para grabar y generó una presión extra sobre Manza que estaba operando.

¿Por qué decidieron trabajar con Manza como productor?

Juan: Porque preferimos trabajar con gente que puede entender la lógica del grupo desde adentro y que también puede aportar algo; gente que nos acicatea, que nos discute, que se mete, que conoce el lugar de la banda y de dónde venimos. Nunca trabajé con un productor que venga de afuera y me diga “tenés que hacer tal o cual cosa”, no sé cómo sería eso. Siempre me imagino un proceso más integrado y con un amigo como es Manza y que encima es un gran profesional, nos parecía que él era el mejor para integrarlo al proceso de los ensayos. En general del productor uno se imagina que tiene que ser alguien que puede sacar lo máximo de lo que vos proponés, que te puede exprimir. A mí me gusta un maquillaje que resalte y no que disimule o que tape.

Y los temas que quedaron en el disco, ¿los eligieron ustedes o se encargó Manza de eso?

Fede: No, los elegimos nosotros. El disco en realidad está co-producido por Manza. La parte musical y los arreglos son nuestros. Manza trabajó más en todo lo que es el sonido, en la dinámica y en algunas improntas vocales.

Juan: Yo siento que este disco es un poco más de jugo de cada uno. Es un poco más de lo mismo, pero en el buen sentido. Las baladas son más baladas y las cosas densas, más punks.

Fede: En Remolino nos dedicamos un poco más a cortar y a sacar para que cada canción sea una piña más directa y no tan cuelgue como en algunas partes de Mugre. En ese sentido le veo una parte más pop, aunque sé que de pop no tiene nada.

Juan: Tiene mucho laburo de síntesis, de sacar todo lo que ya está hecho. Tratamos de transmitir cada idea de la manera más concreta y más eficaz. En ese sentido, la síntesis funciona porque estás obligado a laburar para que cada parte sea precisa. Lo mismo pasa con la elección de los temas: nosotros trabajamos para que todos los temas queden por algo, que los once temas del disco sean imprescindibles.

¿Qué balance pueden hacer del disco anterior y qué expectativas tienen con Remolino, que acaba de salir?

Juan: Las expectativas son siempre las mismas: salir a tocar y encontrarse con el público, con ideas nuevas, con otros músicos, las cosas lindas por las cuales estamos en el rock. A mí me parece que más allá de la amistad que construimos entre nosotros, todos los grupos se forman en relación a lo que da cada persona y acá hay algo lindo que aparece y es que sigue habiendo química entre los tres, como dice la canción. Cualquiera de nosotros en otro contexto, tal vez haría otra cosa, pero hay algo lindo en este fuego que se arma, en esta chispa. No digo que se ha armado un lenguaje, eso lo dirá el tiempo, pero lo que sí creo es que se ha consolidado una linda forma de trabajo. Después, obviamente que en cada disco, muchas veces dependés de factores externos y todo grupo independiente siempre es vulnerable al contexto, pero de alguna manera tenemos mucha gente alrededor y nosotros mismos tenemos una convicción para liderar la producción que hizo que muchos se acerquen y apoyen. Vamos todos en un entusiasmo compartido y eso hace que la fuerza se concentre.

Sus dos discos, antes de editarlos los subieron a la web para descargarlos gratuitamente. Hoy que las casas de discos venden lavarropas y heladeras, ¿sigue teniendo sentido editar el disco en formato físico?

Juan: A nuestra escala sí sigue teniendo sentido.

Fede: Lo que nos dimos cuenta es que por más que hayamos regalado el disco, una cosa no quita la otra. Si a la gente le gustó el disco, lo quiere tener en su casa para compartirlo, como un recuerdo o un souvenir.

Juan: Como dice Fede, una cosa no anula la otra; al contrario, se potencian. El hecho de haberlo subido hizo que las mil placas que se editaron de Mugre se vendieran más rápido.

Participaron del disco dedicado a Mariano Ferreyra, ¿piensan que el rock está lo suficientemente comprometido?

Fede: Yo creo que el rock siempre está comprometido, capaz otro tipo de música no.

Lulo: Para mí no necesariamente un grupo tiene que mostrar un compromiso explícito con una causa. Muchas veces desde la posición que uno toma al hacer las canciones, ya está tomando partido por ciertas cosas. Hay formas de la música que necesitan comprometerse con algunas causas y otras, tal vez no lo necesitan, pero eso no le quita compromiso político o ideológico.

Juan: Incluso para nosotros fue una discusión, porque más allá de la causa, la composición que hagamos nos tiene que gustar. No porque la letra hable del asesinato de Mariano Ferreyra, va a estar bien. Hemos trabajado para que, además de lo ideológico, sea un hecho poético, un hecho estético en sí. Nos han invitado a hacer algo y nos gustó. Está bueno que golpeen la puerta y dejarse interrumpir entre comillas por una causa que tiene que ser amplificada, recordada y nunca olvidada.

Desde que surgió Potemkin se habla de ustedes como una banda de culto, ¿ese lugar les queda cómodo o se ven siendo mucho más masivos?

Juan: Este es un grupo joven y todavía estamos creciendo. En general todo lo que es de culto presupone que el público siempre acepta lo que la banda le da y esas cosas no son para nada interesantes. Además, nosotros somos muy abiertos, podemos tener costados más punk, más pop; somos una banda que se hace cargo de la edad que tiene. Somos gente grande que quiere un sonido cuidado, pero también la energía y los lugares del rock. En general, nuestra postura siempre es anti gueto en todo lo que hacemos, así que yo no creo que seamos de culto para nada.

Fede: Lo de culto siempre tiene que ver con algo más intelectual y nuestro intelectualismo, si bien somos leídos, es bastante llano. Ese no es nuestro fin.

Lulo: Para mí cuanta más gente escuche Potemkin, mucho mejor.

Su nombre lo tomaron de la película de Eisenstein, porque cuando la vieron dijeron que les generaba bronca e ilusión, ¿qué les gustaría generar en la gente cuando ve al grupo?

Juan: Mientras nosotros podamos mantener cierta alegría, creo que vamos a transmitir esa alegría a los demás. No sé si en una época vamos a querer transmitir bronca e ilusión. Tampoco creo que el grupo siempre tenga que dar un mensaje o ser comprometido. Cuando nosotros podamos transmitir pasión, enamoramiento e ilusión por compartir lo que hacemos, me parece que eso va a generar cariño de vuelta.

Lulo: A veces decimos que cuando estamos tocando en vivo, en cada tema se forma como una burbuja y lo que nos encantaría es tratar de meter a todos los que nos están mirando dentro de esa burbuja que sale del escenario.

Fede: A mí me pasaba que apenas empezamos con la banda y le pusimos el nombre, pensaba que de algún modo “el sueño continúa”. Mi sueño, desde la primera vez que me colgué un bajo en la década del ochenta, sigue vivo.

Enrique Symns dice que en el rock ya no hay más grandes compositores, que los letristas están muy preocupados por el mercado, como si la cifra vendida fuera la mejor opinión sobre la calidad de sus canciones ¿Están de acuerdo con eso?

Fede: Yo creo que hay mucha sangre nueva diciendo y haciendo muchas cosas interesantes. Capaz que los viejos que conoce él, sí no dicen nada. Pero en el rock hay miles de pibes con una energía tremenda.

Juan: Yo creo que por más que siempre fue difícil, siempre hubo y habrá gente haciendo cosas buenas. En este momento hay muchas bandas que mantienen un lenguaje sin necesidad de plantearse la discusión entre ser una propuesta más comercial o no. Todo lo que pasa en La Plata con Los Faunos o El mató, más un montón de bandas que vienen tocando en el Festipulenta o el FestiPez, como Fútbol, Poseidótica o Sur Oculto, por nombrar algunas. Pero también los grupos de nuestra generación que hoy están en el mainstream como Estelares, Catupecu y Massacre, que para mí son grupos bárbaros, que tienen un estilo muy propio.

Fede: Todos estos grupos lo que tienen es autenticidad. No maquillan lo que hacen para venderte otra cosa. Con los años en la música se ve cada vez más claro qué es careta y qué no es.

Juan: Hay una industria del entretenimiento que es un negocio que funciona cerrado en sí mismo, del cual se retroalimentan los medios, los sellos y lo que se produce y después están las propuestas serias que siguen con el mismo espíritu del rock de toda la vida.

¿A qué le dicen "ni a palos"?

Juan: A todo lo que sea guetos y fachos.

Lulo: A hacer algo que no me gusta.