Antropología: Luis Suárez
La mordida del
uruguayo Suarez hace trabajar a los creativos
por Pablo E.Chacón
La comparación
entre los osos grizzly que supo filmar el cineasta alemán Werner Herzog en su
documental Grizzly Man, donde se recupera la memoria del ecologista
Timothy Treadwell, atacado y comido por uno de esos animales en 2003, y la
mordida, tercera en su carrera, del futbolista uruguayo Luis Suárez contra un
jugador italiano en el Mundial que se disputa en Brasil -por la cual fue
suspendido durante cuatro meses- acaso resulte una exageración.
Treadwell
pretendía advertir con su cercanía a los osos el estado de desamparo y las
posibilidades de su extinción. Pero, incluso advertido por los guardaparques, se
introdujo en los bosques junto a su novia, Amie Hughenard, con cámaras de foto
y de video. Ambos corrieron la misma suerte: resultaron masticados sin piedad
por los grizzly, al parecer poco interesados en la filantropía humanista. Eso
sí: quedaron los aparatos, de los que el realizador alemán hizo uso de diversas
tomas para su película, estrenada en 2005.
Suárez, uno de
los mejores delanteros del planeta, por supuesto no es un predador asesino ni
una versión rediviva del Hannibal Lecter, pero ¿qué pasa que para descargar su
agresividad muerde a los rivales en una cancha de fútbol, al punto de tener
problemas con su propia dentadura? Cuando Mike Tyson le arrancó media oreja de
un mordiscón a Evander Holyfield, se terminó su carrera de en el box y empezó la
de evangelista. Esperemos que el del uruguayo no sea el caso.
Holyfield dijo
al diario danés Ekstra Bladet que Suárez debería tener “verguenza” de su
actitud, que perjudica seriamente las chances de la selección que representa y
a su propia carrera. Dirigentes del Liverpool de Inglaterra dejaron trascender
la posibilidad de una suspensión del contrato que lo liga al club, y Adidas
decidió retirarle su sponsoreo.
Pero otras
empresas decidieron utilizar el incidente para propaganda. Mc Donald's, sede
Urguay, por ejemplo, distribuyó flyers con la leyenda: Suárez, si te
quedaste con hambre vení a darle un mordisco a una BigMac, notable enjuague
para esa cadena alguna vez acusada de preparar hamburguesas con carne de perro.
Listerine,
menos brutal, recomendó un buen enjuague luego de darle un bocado a un
italiano. Los shoppings estadounidenses JC Penney promocionan desde ayer Colmillos
para el recuerdo, Uruguay, debajo de la imagen de un niño disfrazado de
vampiro, en la misma semana del estreno del último film de Jim Jarmusch, una
historia de vampiros.
El
psicoanalista argentino Carlos Quiroga dijo: Lo
que creo es que la FIFA se apoya en un fantasma fundacional de Occidente para
hacer su propia porquería explotando las mentes
sanas del progresismo mundial. ¡El perverso es el que explota el fantasma
del neurótico! ¡Este es un caso princeps!
“El
modelo más antiguo es el de la incorporación; es por eso que los antiguos
prohibían el par amor-coito. No asi el par amor-placer o el par placer-coito.
Es que el amor bajo el modelo de comerse al otro ligado al coito conducía,
según ese modelo, a comerse al otro. Seguro que Suárez puede ser psicopalogizado hasta como epiléptico pero se trata de
lo de siempre, a saber: el canibal es el otro”.
“Arens,
en El mito del canibalismo, dio cuenta de como la
dominación española avanzó apoyada en este mito. Nadie, dice, ha podido
constatar acto alguno de canibalismo; no obstante los relatores de la
conquista aseguraban que habían precenciado esos actos de fagocitación”. Bien:
debate abierto.