Un fuego que le surge desde las tripas.
por Diego Valeriano
Noelia prende la tele y mira las noticias de la
inundación de ayer, se fija en el celu si el agua afectó al tren. El último
sorbo del café con leche lo toma parada frente a la pileta de la cocina. Sale
de su casa a las 6:25 y agarra justito el de y media. Esas tres cuadras las
hace atenta y vigilante, con el gas pimienta en la mano. Hay días que vienen
dos bondis juntos y casi que puede viajar sentada. Si no parada,
soportando que la apoyen de manera impune y aburrida. Espera que la suerte la
acompañe cuando pone un pie en el andén de Castelar. Ya sabe dejarse llevar por
la marea para entrar al vagón. Acomoda su cuerpo para que pueda filtrarse
encontrando los espacios posibles. Tolera que le toquen el orto mientras no le
toquen la billetera. No deja de asombrarse de cómo a alguien se le puede parar
la pija a esta hora y en este lugar. Sube la escalera en Liniers de dos en dos
a pesar de no tener piernas muy largas. Corre por el puente esquivando todos
los obstáculos reales e imaginarios. Choca y tira a un viejo. Pide perdón sin
detenerse. No sabe si creerle al viejo en el piso. Sabe que detenerse puede
implicar perder el celular o un 34. Mira de nuevo al viejo y escucha como la
putea. Hoy fue afortunada, agarro un 34 de los largos, viaja sentada. Dormita
escuchando su música. Son 8:18, camina por Santa Fe hasta la casa de la
patrona. Llega y la señora le pide por favor que lleve al nene al jardín que se
durmieron. “tomate un taxi después te doy la plata”. 28,50 hasta el kinder,
tiene que volver en bondi. Camina apurada hacia la parada cuando escucha
insultos. La gente se junta en la puerta de un edificio, tiene que volver pero
su curiosidad puede más. Un tipo está tirado arriba de un pibe, la gente se
acerca lo insulta y lo patea. También lo escupe. Le da horror lo que está
viendo. Siente miedo, el pibe se parece a uno del barrio amigo de su hermano.
Tiene que volver para que la señora no se enoje. Un motoquero le patea la
cabeza al pobre pibe. El del puesto de diario grita que hay que matarlo. Noelia
siente un fuego que le surge de las tripas. Le duele la panza y necesita hacer
algo. Tiene el cuerpo tomado. Hace dos pasos y patea al pibe en el estomago. El
tipo que lo cubre la mira entre asombrado y triste. Ella pide perdón y se apura
en volver al trabajo.