Hipótesis de velatorio
por Juan Pablo Maccia
Con la muerte de Obeid, a quien voté
sin amor, Santa Fe se convirtió por un momento en un sitio concurrido y
reflexivo. Un páramo de serenidad enlutada (también por Gelman, a quien al
contrario amé sin voto alguno) en una semana de locura, en la que prolongan por
nuevos medios –devaluatorios- lo que ya habíamos atestiguado durante los
saqueos, auto-acuartelamientos policiales y cortes de los servicios energéticos
de diciembre: el agite político no descansa.
No es fácil distinguir, de todo lo
que escuché estos días, qué cosas pertenecen al mundo de las ficciones sensatas
y qué a la fantasía destituyente (el peronismo tampoco descansa). Resumo lo que
me quedó más en claro. Las usinas del peronismo (más kirchneristas que cristinistas,
para ofrecer una coordenada aproximada) parecen decir lo siguiente: Cristina
conserva mucho más poder del que se reconoce en público. Pero se acabó el
tiempo de gobernar sin sucesión. El pacto económico está en curso. Si se
controla lo del dólar y se arregla lo del Indec, puede venir dinero de afuera.
Con inflación y un poco más de pobreza, cierto. Pero con estabilización y
mejores perspectivas para el 2015.
¿Quiénes son, según los corrillos,
los candidatos de Cristina? Dos preferidos: Julián Domínguez, del Frente para
la Victoria, y Lorenzetti, por el pan-radicalismo.
¿Optimismo? ¿Pesimismo? ¿Mera
conversa de quincho?