De las representaciones a las tramas
por Carolina di Palma
Bueno,
ahora estoy en la habitación de la casa donde duermo en La Plata y leo este
diálogo que tuvieron Bifo y Guattari en el 77. Diálogo absolutamente
conflictivo en el que los autores no se pusieron de acuerdo. Digo esto para
situar el libro “Deseo y revolución” que editó Lobo Suelto hace unos días. Es
que cuanto más leo a Guattari más me convenzo de su poder simbólico,
evidentemente Guattari fue un gran discutidor. Este libro es la puesta en acto
de la dialogicidad de Bajtin, es ese concepto en su situación. ¡Que habilidad
la de Guattari de hacer estallar los horizontes de posibilidad de los marcos
teóricos de su épca!
Si bien
Bifo intenta volver una y otra vez sobre el rechazo al trabajo de la clase
obrera, Guattari no hace más provocar. Dice cosas como estas: "tu
definición de clase obrera no se corresponde con la realidad, es una definición
admirable pero la clase obrera no es eso. La clase obrera corre el riesgo de
seguir siendo el sujeto de la historia. Lo es en la URSS, en el consenso represivo
de Bolonia, podría serlo en Francia. Hay una alianza entre la burocracia
generada por la clase obrera y la clase obrera". O bien arma esta frase:
"no es verdad, pero es así". Y sigue: "que pueda existir otra
clase obrera, una clase potencial, revolucionaria, es cierto, pero no se puede
imaginar y proyectar su constitución, su formación sino siendo lúcidos sobre
aquello que hoy son las clases obreras en URSS, en EEUU, en China". Y
también dice: "Creo que hoy para terminar con el poder del estado, con las
luchas de clases y con la explotación es preciso terminar no solo
con la burguesía sino con la clase obrera". Y redobla, dice ¡quiero vale
5!: "quiero destacar que yo creo que la clase obrera fue en los últimos
años el verdadero motor de la capacidad de la sociedad capitalista de continuar
su propio progreso". A Bifo lo vemos en las fotos del libro agarrandose la
cabeza. Yo ya no subrayo ideas principales sino que remarco los modos de
Guattari, lasformas de discusión, subrayo su escucha del otro,
subrayo su capacidad de desarticular, de ubicarse en el lugar políticamente
incorrecto para provocar un movimiento. Y después sigue con lo mismo que ya
venimos leyendo en sus otros libros, cada vez que tiene un espacio habla de
subjetividades maquinicas, cuerpos sin órganos, agenciamientos colectivos de
enunciación, deseo y revolución molecular.
Guardo el
libro en mi bolso, y salgo para la facultad. Reingreso a los contenidos de la
Maestría de Comunicación y Educación, el tema en esta materia sobre los
estudios culturales es cómo participo del debate de la teoría contemporánea,
¡ese es el estado del arte!, no una descripción del marco teórico, sino cómo me
incluyo en la discusión, dice Silvia Delfino. Habla de varios
pasajes, de las representaciones a las performatividades, de los conceptos a
las relaciones, de objetos a situaciones, de la clase social a la experiencia
narrada, de las descripciones a las narraciones. Y de manera
contundente exclama: ¡La representación situada ya es un acto! Los conceptos me
importan por el debate en que están inscriptos, no tanto por lo que describen.
Ahora
hago copy paste.
Si bien
Bifo intenta volver una y otra vez sobre el rechazo al trabajo de la clase
obrera, Guattari no hace más provocar. Dice cosas como estas: "tu definición
de clase obrera no se corresponde con la realidad, es una definición admirable
pero la clase obrera no es eso. La clase obrera corre el riesgo de seguir
siendo el sujeto de la historia. Lo es en la URSS, en el consenso represivo
de Bolonia, podría serlo en Francia. Hay una alianza entre la burocracia
generada por la clase obrera y la clase obrera". O bien arma esta frase:
"no es verdad, pero es así". Y sigue: "que pueda existir otra
clase obrera, una clase potencial, revolucionaria, es cierto, pero no se puede
imaginar y proyectar su constitución, su formación sino siendo lúcidos sobre
aquello que hoy son las clases obreras en URSS, en EEUU, en China". Y
también dice: "Creo que hoy para terminar con el poder del estado, con las
luchas de clases y con la explotación es preciso terminar no solo
con la burguesía sino con la clase obrera". Y redobla, dice ¡quiero vale
5!: "quiero destacar que yo creo que la clase obrera fue en los últimos
años el verdadero motor de la capacidad de la sociedad capitalista de continuar
su propio progreso". Yo ya no subrayo ideas principales sino que remarco
los modos de Guattari, las formas de discusión, subrayo su escucha del otro,
subrayo su capacidad de desarticular, de ubicarse en el lugar políticamente
incorrecto. Y después sigue con lo mismo que ya venimos leyendo en sus otros
libros, cada vez que tiene un espacio habla de subjetividades maquinicas,
cuerpos sin órganos, agenciamientos colectivos de enunciación, deseo y
revolución molecular.
Decanta
lo que dice Silvia. Tiempo de interrupción
¿Podríamos
decir que Guattari y Deleuze, -¿porque siempre primero ponemos a Deleuze?-
increpan ese texto de Foucault, sobre Marx, Freud y Nieztche? ¿Por qué hacer
estallar al marxismo y al psicoanálisis? Recuerdo la biografía cruzada se
cuenta como llegaron hasta Brasil pero que les fue imposible ganarle al
lacanianismo en Argentina. Eso en los 80. ¿Bifo porque lo escucha?
Guattari a esta altura ya lo había sacado de la cárcel a Bifo, no?
¿Por qué
en Argentina Deleuze y Guattari en este momento histórico? ¿Y porqué a través
de los talleres de lectura colectiva, autogestionados, públicos y gratuitos.
¿Porqué Zamora y la izquierda en estos marcos teóricos? ¿Porqué una lectura sin
historicidad de los conceptos en FILO? ¿Porqué una lectura inmanente? ¿Cómo
se compensa la supresión de la historia que habilita la supresión de las
jerarquías en la autogestión?
Ya casi
no tomamos nota, Silvia habla del estado de confusión de los estudios
culturales, de cómo al reflexionar sobre la cultura quedamos en un estado de
confusión. Salgo de clase y me voy a dormir, sin vino, caigo rendida en la
cama.
Al día
siguiente me levanto con alegría sabiendo que voy a desayunar mirando los
árboles por la ventana. Sin embargo, en mi mesa están sentados dos varoncitos,
uno muy flaquito con anteojos rectangulares y otros con remera chupada y
pantalones de jean caídos que dejan ver el calzón. Pregunto si me puedo sentar
y me sirvo un café con leche. Los escucho hablar:
-Para
este desarrollo de soft necesité 40 lucas, pero el flaco que contraté no quería
trabajar y se me iban los costos.
-Pero era
un hippie o una empresa?
-no, era
una empresa
-sí,
porque si era un hippie…
-sabes lo
que pasa, esto de la producción propia, tiene sus ventajas, si puedo meter la
producción rápido me mejoran los costos, el tema es que a veces no encontrás
quien te produzca. Yo por suerte tengo a mi mujer, ella gana 9 lucas y nos
arreglamos si no tengo entrada
-sí, mi
novio trabaja conmigo
-no, es
que sabes lo que pasa, yo tengo un pibe, y mínimo hay que pagarle una buena
educación, con inglés, mis viejos me dieron una educación de mierda, antes era
distinto, ibas a escuela pública, había hospitales públicos. Pasa que mi mujer
se queja porque esta re estresada, pero yo le digo que relaje pero que no puede
dejar ese laburo.
Agarro mi
tasa, mis tostadas y me voy a desayunar a la cama.
Me pongo
a leer las traducciones de Silvia de Stuart Hall sobre los tiempos
contemporáneos. Voy a la clase de piano y al final voy a un ciber. Le pregunto
a un amigo si me puede ampliar un poco el tema del rechazo al trabajo que Bifo
menciona en el libro Deseo y revolución
pero que ahí no desarrolla y enseguida me contesta:
“la idea
de "rechazo al trabajo" fue una de las ideas centrales del operaismo
italiano (luego devenido en autonomía italiana... negri, virno, bifo y cia). Simplificando
seguro muchísimo quiere decir que las luchas de fines de los 60 y 70 (en Europa
-está pensando el mayo francés, pero también en el 77 italiano, y en Latinoamérica
quizá no fue tan distinto) fueron, sobre
todo, luchas contra la disciplina del capital que se organizaba, centralmente,
en torno del trabajo en la fábrica. Lo que ellos leen es que a fines de los 60
se da una mutación subjetiva (la llaman "pasaje del obrero masa al obrero
social") en la que los trabajadores rechazan la vida organizada por un
Estado (el de Bienestar) y asentada sobre dinámicas "disciplinarias"
(como verás, nada alejado, por ejemplo, de las críticas situacionistas o del
pasaje que luego Deleuze leyendo a Foucault llamará pasaje de la disciplina al
control). El trabajo, dirán ellos, se expande a través de lo social. La fábrica
deviene fábrica difusa (y se trabaja como yo ahora, en un bar). La relación
salarial y el trabajo para toda la vida, estalla….estas luchas en busca de
mayor autonomía y cooperación... son derrotadas, el capital retoma el timón y
se reorganiza bajo la forma neoliberal (y del rechazo a las formas
disciplinarias del trabajo acabamos en dinámicas tercerizadas y
flexibilizadas!). En el muy bien libro de Negri que sacó Lobo Suelto hay varios
artículos que remiten a este proceso. Bueno, espero oriente más que confunda”.
Le
agradezco su respuesta y me dispongo a imprimir los textos adjuntos para leer
en la semana. Mientras tanto, ya de vuelta en Buenos Aires, mis colegas,
amigas, compañeras que dan Comunicación en secundarias públicas hace ya más de
10 años están sumergidas en una angustia desesperante. Se les nota en el
cuerpo.
Es lunes
feriado por la mañana y continuo la lectura de “La Educación y la vida” de
Jorge Huergo. Libro que está en etapa de corrección y edición. Me
maravillo con el texto. Un libro que historiza (agrego historiza al diccionario
de Windows) el sentido común docente. Mientras que lo leo desnaturaliza mi
propio sentido común. El libro hace la historia de cada lugar común, de cada
sentido dominante en la educación, desarma, deconstruye el proceso de
conformación de la hegemonía en la educación argentina. En Times New Roman 14,
doble interlineado, y no más de tres páginas por capitulo, este libro está
pensando en el placer de la lectura.
“Primera
parte, educación para la vida, las memorias de las que estamos hechos”.
“Segunda
parte, la vida en la educación, para romper el encanto de las cosas que
son”.
Recuerdo
el “somos brujos” y el “devenir animal” de Mil Mesetas. Linkeo con el
disciplinamiento de las hordas indisciplinadas, el hombre de la naturaleza que
no ha aprendido a contener o disfrazar sus pasiones, la cultura popular y las
mujeres de la Educación y la Vida. Leo lo que no esta escrito en el texto de
Huergo, la cultura mediática, leo la consolidación del campo
comunicación/educación, esta producción, que puesta en circulación, le va a
disputar sentido al sentido común.
Estoy en
la cama descansando, con la compu entre mis piernas, me miro el cuerpo, miro mi
posición, me miro desde afuera, me miro desde adentro, me ilumina la pantalla y
trato dilucidar cuáles son esos relatos que tengo incrustados en mi cuerpo, en
este cuerpo que aún sigue siendo moderno. Trato de pensar con qué cuerpo estoy
narrando ahora esta historia y si es posible crear otras narraciones que
constituyan cuerpos nuevos para la vida en transformación.
Recuerdo
la propuesta ezquiso de Guattari, su paradigma ético estético, cómo
lo retoma Ranciere, la distribución igualitaria de las experiencias sensibles,
y dejo que el ser manifieste en la escritura todo lo que yo no sé.