El día de la marmota

por Airel

Viste la de la marmota…? Esta buena. Es una con el tipo ese… Murray, Bill Murray, si, ese que ya de verlo te empezás a reír. No sé bien por qué, pero ¿viste que hay tipos que tienen un…  una reverberación, como si tuvieran algo adentro, que es a la vez sufrido y gracioso, terrible y  patético? Bueno, Bill Murray es uno de esos. Y la película está buena, sobre todo por una cosa: es profunda, terrible te diría y a la vez es graciosa, muy graciosa. Y ahí está la cuestión… es cómica, una comedia, y si la vez medio distraído, quizás no le cazas el fondo al asunto. Quizás le ves lo gracioso y te quedas ahí… y eso esta bueno, porque, como decían algunos, el trasfondo, aquello terrible y a la vez hermoso, te entra sin que te des cuenta, te trabaja, ¿entendés? Porque el humor, ya se sabe, te distiende y a la vez te unifica en eso que te distiende: no hay otra, sos eso que se ríe, que se sacude, que hace que todas tus carcachas se resquebrajen un poco, y entonces la información más densa, más espesa, pasa, entra directo a lugares más hondos, porque la parte de uno que se encarga de poner todo en tela de juicio, esta diluida en la risa. Y es un arte. Hacer reír y, una vez allí, tirar con munición gruesa, y que no se note… es un arte. En Barton Fink, los hermanos Cohen usan algo parecido, pero con un efecto más Kafka: te ponen en una situación absurda, un poco bizarra, bastante graciosa, y allí, mientras te estás meando de risa, te cambian la situación y la vuelven dramática, terrible… entonces te agarran expandido por la risa y te la ensartan, te hacen recagar de miedo… o de angustia. En la marmota no. Allí sólo te reis, y lo otro, lo más espeso, lo que quieren que realmente entre en uno y opere en uno, eso (según la lógica antigua de los contadores de cuentos de El Cairo, allá por el siglo XIV, XV, ellos de los cuales compilaron las 1001 noches) pasa y se instala y desde adentro te mueve.


En la película, Bill Murray hace de uno de esos tipos que en los noticieros dan los reportes meteorológicos: esos que los ponen delante de un mapa donde pasan nubes, lluvias, soles, etc., y que intentan ser ingeniosos en el poco aire que la TV les da. Este tipo, Phil (el nombre es importante, porque se llama igual que la marmota, y allí está el nudo de la cuestión: ¿podrá Phil, el meteorólogo y la marmota, ver su sombra?) es básicamente un aparato: cree que el mundo no comprende su talento, cree que debiera ocupar lugares más importantes que los que ocupa, y desdeña todo aquello que no es él mismo.

A Phil, en su carácter de meteorólogo del canal, lo envían, por tercer año consecutivo, a cubrir una fiesta tradicional de un pequeño pueblito de Pensilvania. Allí, todos los días 2 de febrero, y siguiendo una tradición irlandesa (estos datos son reales, la fiesta de la marmota existe en el pueblo de Punxsutawney), sacan a una marmota, de nombre Phil de una cueva construida en la plaza central, de su larga hibernación. La tradición dice que Phil, la marmota, es el meteorólogo más certero del mundo, y que si al salir de la covacha, Phil ve su propia sombra, volverá a entrar en la cueva y “el invierno será muy largo”.

Phil, el meteorólogo televisivo, se quiere matar. Lo que menos le interesa es ir a un pueblucho a cubrir estúpidas tradiciones. Él debiera estar yendo a las grandes cadenas de TV, a desplegar su talento.

Todo transcurre normal: Phil va en una van hasta el pueblo, con una productora llamada Rita (Andie Mc Dowell, de la cual claro, se enamorará) y un cámara; duermen, a la mañana siguiente madrugan van a la plaza, hacen la nota, y como no pueden volver por una tormenta de nieve, deben pasar otra noche en Punxsutawney. Hasta allí todo bien. Solo que… al despertar el día siguiente, Phil descubre que está otra vez en el día de la marmota, va a la plaza, todos lo saludan exactamente del mismo modo, en el mismo momento… el mismo día. Y tras pasar otra noche: lo mismo. No importa lo que Phil pueda hacer, cada vez que despierta está en el día de la marmota.

Esa es la trama: Un tipo que se despierta siempre en el mismo día.

Me acuerdo que por la época que salió (no creo que haya estado en cine, sino que empezó a circular en video), hace como 15 años, nos llegó el dato de que a la peli la habían hecho los sufís. O que los círculos sufís recomendaban verla. O que la habían hecho usando el eneagrama, un diseño sufí, que funciona como un mapa energético del acontecer, del universo, o algo así (parecido, creo, al árbol de la vida que usan los cabalistas, pero con 9 momentos diferenciados dentro del proceso). La información era así, vaga. Años después, cuando salió Matrix, lo mismo: que los sufís bajaban desde lo alto la orden de verla, que los “Castanedas” la recomendaban en sus grupos.

Me acuerdo que  por esa época, con el Segu nos dio por investigar. Pasamos (rememoro) toda una tarde frotando un palito para hacer fuego (llegamos a producir un humo espeso y gris,  pero ni una brasita). Luego la electricidad; recuerdo una fiesta en que volvimos loco a un ingeniero para que nos explicara la electricidad… no lo logró. En una parte de su relato tuvo que reconocer que no sabía cómo ocurrían las cosas.

Así que cuando apareció la peli, imaginate. La vimos como 5 veces, lo cual, fue como estar nosotros mismos en el día de la marmota.

Entonces la peli se trata de todo lo que hace el tipo, de los diferentes estados emocionales por los que pasa, de los planteos existenciales que se hace, de los distintos lugares que encuentra con respecto  a las cosas, a lo largo de tooodos esos días que son el mismo, idéntico y a la vez ancho e infinito día.

Y de cómo en ese tiempo incontable, Phil, se va transformando, hasta poder finalmente, pasar al día siguiente (“hoy… hoy es… mañana”, dice cuando eso ocurre).

Pero, como te decía, todo gracioso. Phil se va dando cuenta de que el día que está viviendo, ya lo vivió. Sale de la habitación y se encuentra con el mismo gordo, que le dice lo mismo… luego la señora del hotel, el mendigo en la esquina, el vendedor de seguros… y el rostro de Bill Murray no tiene nombre.

A los pocos días (en realidad, siempre el mismo día), está tomando unos tragos con unos obreros, en un barsucho, y entre copas les cuenta que una vez fue a las Islas Vírgenes, y que allí conoció a una mujer hermosa, y que se pasaron toda la tarde haciendo el amor en la playa, y luego comieron a la luz de la luna, para seguir amándose hasta el amanecer. Por qué, se pregunta y les pregunta, porqué no puede ese día repetirse una y otra vez. Y cuando va manejando el auto de sus amigos ocasionales, porque ellos están re-mamados, les pregunta: ¿Qué dirían si al terminar el día, no importa lo que hagan, se despiertan en el mismo día? Pues que entonces, contesta uno de los borrachos, lo que hagas no tiene consecuencias. Phil, nuestro querido Bill Murray comprende, su rostro se ilumina, y pasa al próximo paso dentro del eneagrama. Los días sucesivos hace todas las pelotudeces de las que un hombre es capaz. Todas. No deja ninguna sin hacerse… total, no hay mañana, no hay consecuencias, no hay Karma. Roba unas costas de un banco, compra un mercedes, y sale a la calle disfrazado de cowboy. Otro día pregunta a una mina su nombre, colegio, y nombre de la maestra de matemáticas. La mina era un camión. Al día siguiente se la cruza y le dice “Patty, tu eres Patty”, “del Pensilvania College”, “cuarto año, la señorita London, de matemáticas”… claro, la mina, ante la evidencia, termina por encajar a ese Phil en su recuerdo de las clases de matemáticas y obvio, terminan empomando como locos. Pero hay un problema: en el fragor del amor, Phil llama a la mina con el nombre de su productora, Rita, de la cual, a lo largo de los días, él acaba por enamorarse.

Utiliza el infinito de sus días, entonces, para lograr que Rita se enamore de él. Cada día va aprendiendo de sus fracasos (acordate que él es un salame, y ella una divinura) y adaptándose a lo que a ella le gusta. “Estudiaste filosofía francesa del siglo XIX? Qué pérdida de tiempo” le dice una noche en un bar. Advierte al instante que la re-cagó. La noche siguiente logra llevar la conversación hasta el mismo punto, para poner cara de asombrado y recitar de memoria un poema de Baudelaire. La mina no se la puede creer, y está ahí, a punto de caer. Sin embargo, él es demasiado gil, y noche tras noche, acaba por recibir un nuevo y sonoro cachetazo. Otro paso del eneagrama. Se deprime.

Y todo pasa así, en tono de joda. Por eso nos pareció que podía ser cierto, que podía estar hecha por los sufís. Porque ellos, los sufís tienen al personaje ese: Nasrudín. Nasrudín es un personaje absurdo, al que le pasan todo tipo de situaciones paradojales, es como un tonto sabio con algo de Forest Gump. Y tienen, además, esa idea de los cuentos medicinales, historias que por cómo están organizadas, te van trabajando, movilizando y, en definitiva, curando.

Sigo entonces… el tipo se deprime. Cada día al despertar rompe el despertador. Luego rapta a la marmota y en un acto suicida se mata y la mata. Luego, cada día, se mata de diferentes maneras: se mete en la bañera y arroja en el agua la tostadora de pan enchufada, se pone delante de un camión, se tira desde el campanario de una iglesia.

Pero ese estado también pasa, claro. Otra vez, a la mañana, está en el día de la marmota. Entonces, un día, se sienta en un bar con Rita y le dice: “soy un dios, me morí 1000 veces, sé todo lo que pasa y pasará, amanezco cada vez en el mismo día… ella, la  moza, por ejemplo, se llama tal y le gustan tales y tales cosas, él, es gay, ella otra, cuando se excita, hace chillidos como de ardilla”. Rita, corroborando que lo que dice es cierto, sorprendida, accede a pasar el día con él. El ya no es el tipo canchero y soberbio de antes. Esta hecho pelota y eso lo vuelve un poco más tierno. Al llegar la noche Phil le dice “lo peor de todo es que mañana no te vas a acordar de nada, y vas a volver a tratarme como a un tonto, y tenés razón, soy un tonto”. Casi durmiéndose ella le dice “siempre quise vivir mil vidas… a lo mejor lo que te pasa no es una maldición”. Él no la puede creer, y se emociona y celebra que alguien pueda tener una visión tan optimista de las cosas.

Allí, algo en él cambia (otro paso en el eneagrama) y en los días sucesivos se lo ve pasando las horas del día leyendo, tomando lecciones de piano, y luego (y esto es interesante) empieza a intercambiar con las infinitas cosas que ocurren ese mismo día. El día, que es siempre el mismo, es tan ancho que abarca infinitas historias, encuentros, posibles. Phil va conectando con cada una de ellas, va implicándose con las personas, conociéndolas, ayudándolas.

Una noche, encuentra al viejo mendigo con el que se topa todas las mañanas. Lo acompaña, lo invita a comer, para descubrir que, ese día, ese 2 de febrero, era el último día del viejo. El viejo se muere, y no importa lo que él haga, el viejo se muere (claro, en un momento, el chabón, tenía que enterarse de la muerte).

Y entonces, después de todos esos recorridos, esas comprensiones, intercambios, transformaciones, Phil despierta una mañana y al cubrir para su noticiero el evento de la marmota, ya no está en un costado, correcto e indiferente, como sacándose de encima esa obligación a fuerza de tener oficio: está en el centro, toda la plaza lo escucha mientras habla, porque de algún modo, habla por todos los presentes. Luego sale a vivir el día, a ligarse con todo lo que pasa. Llega la noche y se encuentra con Rita, se enamoran, pasan la noche juntos. Al despertar Rita esta a su lado, lo besa, lo ama. Finalmente ocurrió. Ya no está más en el día de la marmota, ya paso, atravesó todo lo que tenía que recorrer de ese día. Hoy es… hoy es mañana, dice emocionado.

Viste la de la marmota…? Esta buena. Es una con el tipo ese… Murray, Bill Murray…

Ariel