Convocatoria Escucharnos decir
Feminismos
populares en América Latina #2
La era está pariendo un corazón,
no puede más, se muere de dolor,
y hay que acudir corriendo,
pues se cae el porvenir.
En cualquier selva del mundo,
en cualquier calle.
Debo dejar la casa y el sillón,
la madre vive hasta que muere el sol
y hay que quemar el cielo si es preciso,
por vivir..
Silvio Rodriguez
"Andamos
cambiándonos nosotras
para cambiar el mundo"
Guisela López
Escribimos desde la
alegría que se comparte por haber parido una canción, un grito desesperado. El
primer número de nuestra revista, aquella que cobró cuerpo al encontrarnos y
que nació del escucharnos decir entre un nosotras que se expande, ya está
circulando en distintas geografías, entre mujeres diversas y compañeros
inquietos. La invitación sigue abierta, para que siga circulando, se dialogue
con ella, con cada texto y con cada imagen, se
la multiplique en charlas, risas y luchas.
La intencionalidad política de aquel
primer número era aportar en la construcción de plataformas que nos acerquen a
las feministas, a los colectivos y organizaciones que le ponemos el cuerpo a la
construcción de mundos distintos. Que nos acerquen
y que nos den voz. Sentíamos, entonces y ahora, la construcción de esta
publicación como un grito desesperado, necesario, más aún en un mundo donde
rápidamente el progresismo le da paso, se recicla ó es deglutido por un
conservadurismo que cobra protagonismo en distintas latitudes. Este proyecto,
el de la revista, nació de la proyección de esa mirada de horror que observa
atónito el cielo moverse, perder de vista las estrellas entre nubes de tormenta
y sentir que nadie está a salvo, ni siquiera las muertas.
Pero también
anticipábamos que este nuevo tiempo crítico nos encuentra a las mujeres con
otro nivel de reflexión y práctica política y organizativa para abordar un
nuevo ciclo de luchas. Y que este feminismo popular que brotó al calor de la
impugnación al neoliberalismo, que nace abrazado a los procesos de lucha de los
pueblos, podía aportar nuevas osadías e irreverencias. Y sí que estábamos en lo
cierto.
Este segundo número nos
encuentra al movimiento feminista articulando los fueguitos encendidos en el
mundo, reconstruyendo el mapa de nuestras resistencias. Nos andamos tirando
cable coaxil para pensar intervenciones internacionales simultáneas, para
mostrar nuestra irreverencia de la mano, saltando todas juntas, en cada punto
del planeta, al unísono, en un solo compas.
Mientras editábamos la
versión en papel del primer número de esta revista un nuevo grito salió de
nuestras gargantas, un grito de dolor. Como un relámpago, embriagó por un
instante la oscuridad e iluminó, de repente, la textura y la trama de nuestras
resistencias a escala global. Y nos pudimos reconocer y sentir. Hablaron
nuestros cuerpos porque hablamos mundos distintos. Y lo hicieron en una danza
profana en medio de sudestadas, lluvias, tormentas, frío, calor, depende el
punto del hemisferio desde el cual lo hayamos experimentado.
Construimos otro
#NiUnaMenos y esta vez, más que ayer, nos estremeció. Mientras circulamos este
texto, miles de mujeres hemos parado a lo largo y ancho de América Latina y del
mundo. Las mujeres decidieron cortar la producción para frenar el avance de la
agenda conservadora que busca treparse por sobre nuestros cuerpos. Y en Polonia
pararon para frenar el proyecto de ley de la derecha para prohibir el aborto
con penas de cárcel para quienes lo practiquen. Y en América Latina tomó la
consigna de #VivasNosQueremos, que es ya un lema de lucha, consigna construida
a raíz de la desaparición de los 43 normalistas en México. En estos días esa
consigna que late abierta, fue retomada y readaptada por el movimiento
feminista en la pelea por la vida, por la nuestra, la de las mujeres. Y las
mujeres también tomaron las calles tras la asunción de Donald Trump en Estados
Unidos. Una multitud de mujeres (y hombres) marcharon contra la misoginia, por
los derechos y la dignidad de las mujeres, migrantes, trabajadorxs.
Durante esos días
escuchamos y dijimos muchas veces, “si
nuestra vida no vale nada, produzcan sin nosotras”. Fue una jornada de
lucha contra los femicidios, y también contra las condiciones de producción y
reproducción que hacen más difícil cada día garantizar la vida. Ese día las
mujeres suspendimos las tareas y actividades que conforman la melodía polimorfa
de nuestras jornadas laborales y nos reunimos en asambleas donde multiplicar el
“entre nosotras”. La jornada nos despertó algunas interrogantes respecto a las
actividades que hacemos las mujeres todos los días y sobre las maneras que
irrumpimos en el espacio político. ¿Cómo
se explican estas convocatorias multitudinarias de mujeres a ocupar la calle en
tantos países del mundo? ¿Qué implica entonces pensar en este contexto mundial
un paro de mujeres?¿De qué forma ponemos en el centro de la discusión política
el papel de las mujeres en la producción y reproducción de la vida? Y en este
sentido ¿Cuáles serían los desafíos del feminismo en el contexto actual para
potenciar las luchas de las mujeres y de los pueblos? Son algunas de las
preguntas que queremos seguir reflexionando colectivamente.
Estos interrogantes,
quizás nos devuelvan a aquellas preguntas formuladas por Gladys Tzul, con las
que cerramos el primer número de esta revista, ¿Qué sucede si quitamos del
centro de nuestras luchas el reconocimiento y los derechos estatales y damos
centralidad a las maneras y las estrategias de cómo reproducimos la vida en los
formatos de la ciudad y delineamos deseos de cómo queremos vivir?, ¿Cómo
gestionamos nuestras condiciones materiales para la reproducción de la vida en
nuestros espacios situados? Y quizás no sean esas luchas contrapuestas. Quizás
es momento para arrancar luchas que inauguren nuevos reconocimientos y derechos
para nosotras, para nuestras comunidades, para nuestros barrios que hagan que
nuestras vidas valgan la pena de ser vividas. Lo que nos queda cada vez más
claro es que al conservadurismo (y al neoliberalismo popular) se lo combate
construyendo los escenarios que nos permitan, en un contexto defensivo, pasar a
la ofensiva en el plano de lo sensible.
Cuando este nuevo número
esté listo para su difusión estaremos en las vísperas de un nuevo día de lucha,
el 8 de marzo. ¿Qué pasa cuando nosotras paramos y decimos basta de forma
organizada?. Nosotras paramos y volveremos a parar. Paramos por una y todas las
que han sido asesinadas. Paramos por una y todas las violentadas, día tras día.
Nosotras paramos porque nos duele y porque la indignación ya es colectiva.
Nosotras paramos porque trabajamos más y cobramos menos, o ni cobramos.
Nosotras paramos porque cuidar se nos impone y no se reconoce. Nosotras paramos
porque la precariedad sigue creciendo.
Nosotras paramos en
varios países a la vez y el mundo se queda mudo y se detiene. Nosotras paramos,
porque somos pura fuerza y puro movimiento; por eso queremos retomar desde las
ideas remolino desde las que nos organizamos, desde los efectos que producimos
y queremos generar. Queremos recordar otros paros y otras huelgas, reconocernos
en otras mujeres, ser espejos para las que vengan.
Nosotras paramos, pero
paramos con grito, con sonido propio y música. Paramos y dejamos registro
colectivo que queremos escucharnos decir en sus textos, en sus voces y en sus
imágenes.
Mujeres en Lucha
(Movimiento Popular La Dignidad)
y
Colectivo Minervas (Uruguay).
Enero, 2017.
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