Muros / Mariano Pacheco
Organizaciones sociales derriban en
Córdoba un muro que separa un barrio popular de un mega-emprendimiento
desarrollista urbano
Tras la realización del 3er
Encuentro Provincial de Luchas por la Tierra –desarrollado en la toma de tierra
de Parque Las Rosas-- varias docenas de militantes sociales derribaron un muro
que separa hoy un barrio de un mega-emprendimiento inmobiliario.
La acción directa fue
llevada adelante el sábado pasado, cuando integrantes de organizaciones
sociales “escracharon” a Manantiales, uno de los emprendimientos inmobiliarios
llevado adelante en Córdoba por “Edisur”, una de las empresas desarrollistas
urbanas más importantes del país. Según denunciaron los manifestantes, el muro
sería ilegal y los terrenos sobre los que se edificó, pertenecerían al Estado
nacional. “Luego de derribar una parte del muro, que interrumpe la calle
pública Lisboa, los manifestantes llegaron pacíficamente hasta Las Siete
Alcantarillas, se eligió ese lugar en especial para visibilizar la problemática
y se colgó una bandera con la frase ´Tierra y Libertad´ en el acueducto justo
encima de un escenario durante un festival realizado por la empresa”,
destacaron desde el Encuentro de Organizaciones (EO), a través de un comunicado
de prensa.
Como resultado de la acción
directa desarrollada el sábado, las organizaciones sociales presentes
obtuvieron el compromiso, de parte de representantes de la empresa que se
hicieron presentes en el lugar, de abrir una mesa de diálogo para evaluar la
eliminación del muro y terminar de ese modo con la separación actual que
padecen esos dos barrios. Las Siete Alcantarillas es un icónico lugar donde se
encontraba la villa con el mismo nombre, que fue relocalizada en el año 2005 a
un barrio ciudad –tras la excusa de que los terrenos eran inundables-- durante
el desarrollo del Plan provincial ´Mi Casa Mi Vida´.
En
agosto del año pasado sucedió un hecho similar, cuando vecinos y vecinas del
barrio Villa Aspacia derribaron un muro construido por la compañía inmobiliaria
Cooperativa Horizonte, que dividía a la mitad la zona y producía graves
problemas de salubridad. En quella oportunidad, un grupo de personas tiraron
abajo un muro de 300 metros de largo y dos metros de altura situado en la zona
sudoeste de la capital provincial, construido hace dos años por la empresa
inmobiliaria “Cooperativa Horizonte”. La Cooperativa de Cartoneros y
Recicladores “La Esperanza”, que tiene en Aspacia uno de sus núcleos
organizativos, participó entonces de la acción a través de varios de sus
integrantes que viven en el lugar. Luego, en un comunicado de prensa, señalaron
que esa pared “violaba el derecho a circular libremente”, ya que no respetaba
el trazado de calles, “siendo además una afrenta discriminadora y racista”.
Cansados
del ninguneo de los funcionarios decidieron tomar en sus manos el asunto.
“Entendimos que nunca más debemos esperar que los de arriba hagan lo que tiene
que ver con nuestras libertades y dignidades, porque los malos gobiernos están
para cuidar empresas y ricos, no para velar por los derechos y dignidades de
los más pobres”, resaltaron entonces.
Acciones
directas como las del pasado sábado en Las Siete
Alcantarillas, o la del año pasado en Aspacia, contribuyen a gestar un
imaginario que pone el foco en el protagonismo popular para resolver los
problemas comunes. Tal como resaltó ante este cronista Mercedes, una militante
social que participó de la acción, “coincidir con ese evento super-cheto de
Edisur fue simbólicamente muy potente. La empresa estaba indignada y muy
desconcertada. No imaginaban un golpe así, porque viven en otro mundo. Creo que
estuvo muy bien tirarles el muro y colgarles en medio de su público super top
la consigna de ´Tierra y Libertad´”.
Casi tres décadas después de la caída del Muro de Berlín puede
verse con claridad que no llegado, como señalaron una y otra vez los voceros de
las clases dominantes, el mundo único de la libertad y la democracia. Parece
quedar más claro que el muro del mundo se ha limitado sólo a desplazarse: en
vez de separar a Oriente de Occidente, divide ahora al Norte rico capitalista
del Sur pobre y devastado. “Se están construyendo nuevos muros en todo el mundo
para separar los placeres de los ricos de los deseos de los pobres”, tal como
señaló el pensador francés Alain Badiou. Y a veces ni siquiera eso. Los muros
dividen muchas barrios pobres de barrios habitados por trabajadores en mejores
condiciones, sectores medios en pleno proceso de proletarización, pero con
hábitos culturales que los separan de aquellos que están precarizados, en el
trabajo y en sus condiciones de vida más en general.
Los mazasos derribando el muro simbolizan tal vez una advertencia:
de lo que son capaz los condenados de la tierra cuando se hastían y dicen “Ya
basta”.