El descenso desde la ciudadanía popular a la parcialidad política

por Diego Valeriano


Creo que ya dije que la ciudadanía popular es el nombre/acción que realiza la víctima en búsqueda de justicia. Cuando la persona que perdió un ser amado se potencia en la búsqueda de justicia construye esa lucha una suerte de ciudadanía popular que nos interpela a tod@s. La secuencia es la siguiente: el primer paso consiste asumir a la víctima como tal: es tarea de la sociedad aceptar o no para alguien el estatuto de víctima. Puede tratarse de una víctima directa de las fuerzas de seguridad del estado, o bien haber sufrido la injusticia que surge de la complicidad de distintas mafias o haber caído en manos de la desidia y la corrupción que provoca muertes. La segunda, tiene que ver con el horizonte de estas luchas. La ciudadanía popular no pretende transformaciones profundas, sino que se constituye en el deseo llevar adelante demandas de sentido común: lo que dice la Constitución, que haya justicia. En tercer lugar, la intensidad de su lucha y el ejemplo de su sacrificio nos hacen partícipes, sentimos empatía por sus reivindicaciones y cada quien a su modo termina simpatizando, acompañando. En cuarto lugar, resulta fundamental que a la víctima la acompañemos tod@s, que ayudemos incuso de un modo pasivo, a generar la visibilidad necesaria para que su lucha no pueda ser negada. Su lucha se vuelve la lucha de tod@s: de los medios, los políticos, los posteadores compulsivos, mi mamá, vos. Desde Blumberg a los familiares de Once son claros ejemplos de lo que hemos dicho.

Quería ahora marcar también un camino de tres estaciones que muchas veces se recorre en la constitución de estas luchas ciudadanas: de victima a ciudadanía popular, y de esta a la participación política. Madres y Abuelas  son un claro ejemplo de este trayecto. Este paso último, al transformarlos en políticos, los desangela y parcializa. Hace que dejen de ser de tod@s para ser –sólo- de un sector. En esta ultima semana Susana Trimarco dio definitivamente ese paso al hacer declaraciones sobre Lanata y Clarín. Al hacerlo ella rompe una alianza no dicha con los medios y se pone de una vereda. Dejó de ser de tod@s para ser del gobierno. Podríamos evaluar que de alguna manera frente a parte de la sociedad bajo un escalón. Nadie va a poner en duda su lucha, pero sí van a poner en duda otras cuestiones. Susana eligió dar un paso y puede hacer lo que ella le parezca correcto, lo que dijo de Lanata y Clarin es suave con respecto a lo ellos merecen que se les diga, pero al decirlo ella dio un paso que si bien no deshace todo lo que realiza y realizó por la lucha contra la trata de personas, sí le cambia el estatuto. A partir de ahora los apoyos y los ataques que reciba tendrán otra textura.