Thought in the ACT: Prefacio
por
Brian Massumi + Erin Manning
(Traducción: Ana Fabbri)
La
filosofía es […] una práctica de conceptos [que] debe ser juzgada como una
función de otras prácticas con las que interfiere. […] Es al nivel de la
interferencia entre muchas prácticas que las cosas pasan, los seres, las
imágenes, los conceptos, los acontecimientos de cualquier tipo.
-GILLES
DELEUZE La Imagen-Tiempo
Este libro hace
interferencia. Su meta es abrir la filosofía hacia su exterior, desafiarla a
que componga con los conceptos que están ya en camino en otro modo, en el modo de la práctica artística, en el modo
de la formación-de-acontecimiento, del activismo, de la danza, de la percepción
de todos los días. Se inscribe en esta diferencia, componiendo a través del
resquicio entre la filosofía y el arte, la filosofía y la danza, la escritura y
la pintura, el habla y el movimiento.
El exterior de la filosofía
es un medio generativo. Aún la filosofía no sabe hablar. Su pensar es activo, inquieto
porque está siempre en el encuentro inesperado. Ofrecer palabras al encuentro,
es lo que intentamos hacer aquí. No para resolver el enigma de cómo el arte y
la filosofía, el activismo y la filosofía, se mueven de consuno, sino para
preguntarnos qué puede la escritura para producir como pensado-sentido lo que
el arte hace con la filosofía
Toda práctica es un modo
de pensamiento, ya en acto. Para la danza: un pensar en movimiento. Para la
pintura: un pensar a través del color. Para la percepción en lo cotidiano: un
pensar de las maneras variadas en que el mundo se da. En cada uno de estos
casos, y otros encontrados en este libro, la práctica en cuestión se analizará
como un modo de pensamiento creativamente
en acto.
La práctica que es la
filosofía no reclama exclusividad en el pensamiento o en la composición de
conceptos. Como toda práctica, su única apelación es a sus propias técnicas.
Para nosotrxs, las técnicas de la filosofía son técnicas de escritura. Este
libro hace interferencia escritural. Busca componer conceptos, de un cierto
tipo, en la escritura. Y al componer, se articula en el resquicio, en la
diferencia frágil entre los modos de pensamiento, en el acto.
Nuestra meta: experimentar con el resquicio. No para
explicarle al arte cómo pensar, o a la danza como comprenderse. Sino para suscitar
el relevo de las técnicas, en la pintura, en la danza, en la creación de
acontecimientos, desde las que una proposición singular pueda traspasar. Porque
es en el traspasar que el pensamiento actúa más intensamente, en las prácticas
que co-componen.
Para nosotrxs, escribir
filosóficamente no es arrojar una red barredera conceptual, predefinida, en las
aguas de la práctica exterior. Se parece más a una inmersión en el mismo
estanque creativo. Dos piedras arrojadas en el mismo estanque producen dos estelas
de ondulación. Allí donde las ondulaciones se intersecan, emerge una estela
nueva y compleja, no reductible a ninguna de las dos. Este es el modelo de interferencia
conceptual al que aspira la escritura del libro. No simplemente escribir sobre la danza. Como dice William
Forsythe, la danza pensada por ahí. La danza que pensó coreográficamente por
ahí, en el acto filosófico de la escritura.
En nuestros actos de
escritura conjunta, tuvimos que aprender a rizar la diferencia entre dos
cabezas duras como piedras. Mientras negociábamos nuestras distintas maneras de
dejarnos caer en la abertura de las prácticas, hallamos modos de toparnos
juntos con el encuentro. Aprendimos a componer un irritante pensar en acto con
dos cabezas, a través de la multiplicidad de las prácticas. Irritante, porque
escribir en el pensar es un arte intrínsecamente frágil, sin importar cuántas
sean las cabezas implicadas. Irritante, pero bellamente intenso. Porque cuando
los cráneos se chocan, las estelas de interferencia de las ondas cerebrales
pueden constituirse como una revelación para ambxs.
Unx nunca escribe solx.
Como dicen Deleuze y Guattari, con unx solo que escriba ya hay una multitud.
Nuestras voces en este libro no están nunca sin los ecos de las voces de
aquellos con cuya diferencia elegimos escribir. Por no mencionar los
movimientos, los gestos, los colores, las arquitecturas, y los acontecimientos
de las prácticas creativas con las que nos topamos. Una verdadera cacofonía. O
mejor: una ecología. Componer cada uno de los capítulos supuso una reinvención
de nuestras técnicas para escribir juntxs de un modo que pudiera destilar de la
ecología cacofónica de nuestras experiencias conjuntas una línea compartida de
pensamiento, una que anhelamos haya hecho justicia a los pensares-en-acto que
tuvimos la buena suerte de experimentar de primera mano, a través de las
residencias y las interacciones con practicantes creativos.
Nuestra meta no fue
simplemente describir la complejidad
del funcionamiento de un trabajo, sino activar
sus modalidades de pensamiento, sus ritmos, en una concertación nueva. Esto
significó encontrar nuestro camino hacia las prácticas artísticas para
reconectar con el exterior de la filosofía, esforzarnos por hacer que se sienta
cómo es que la filosofía puede co-componer con otras prácticas creativas. Con
demasiada frecuencia, la escritura se queda al costado, fuera de la acción,
como si el trabajo “real” ocurriera en otra parte, como si aquello para lo cual
el pensamiento estuviera capacitado en su relación con las prácticas “reales”
fuera meramente el describirlas –o proscribir para ellas, juzgándolas. Nos
propusimos que el cometido de este libro fuera hacer que se sienta, en sus
propios ritmos, que la escritura es una práctica tan real y creativa como
cualquier otra, y que habita en una ecología de la experiencia con todos los haceres
en gotas, y todas las creaciones en acto.
La esperanza es que este
pudiera ser visto como un libro de técnicas –técnicas para componer con la
práctica creativa, para componer colectividades emergentes, para componer
pensamiento en el acto multíplice. La técnica, según la entendemos a lo largo
de estas páginas, pertenece al acto. Las técnicas no son dispositivos
descriptivos –son trampolines. No son dispositivos de encuadre –activan las
prácticas desde adentro. Ponen en movimiento.
Gracias, Bracha Ettinger,
por abrirnos tu hogar y compartir el proceso de pintura que habita allí.
Gracias, William Forsythe y Forsythe
Company, por aguantar con nosotrxs un mes de preguntas y participación
cacofónica en tus movimientos de pensamiento. Gracias, Arakawa y Gins, por su
curiosidad aguda, su generosidad en el diálogo y por facilitarnos una panoplia
de procedimientos de cuerpo-pensamiento
para la escritura. Gracias, DJ Savarese, Amanda Baggs, y Tito Mukhopadhyay, por
la agudeza perceptiva con la que comparten su mundo.
Gracias a todos los
miembros del SenseLab con quienes tuvimos el privilegio de experimentar en la
organización colectiva de acontecimientos que exploren los modos en que el arte
y la filosofía se co-componen. Para ambxs, las actividades variadas del SenseLab fueron una incubadora privilegiada
para pensar-en-acto todo aquello de lo que en este libro se trata. En el
transcurso de los últimos diez años, tuvimos la buena fortuna de reunir a
nuestro alrededor y circular entre filósofos, artistas, activistas, e
investigadores que fueron indefectiblemente entusiastas en el proceso de
desarrollar técnicas nuevas para la invención de modos de pensar una ecología
de la experiencia basada en el
acontecimiento. Este libro está dedicado a ustedes.